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Madrid, 19 de septiembre de 2012.- RP En lo que a primera vista parece un desafío hasta ahora inédito a la (existente) competencia entre vino y cerveza, la empresa catalana inauguró ayer su Bar a Vins, un espacio donde el vino es el absoluto protagonista e instalado en la Ronda de Sant Antoni barcelonesa.

Cerveza y vino tienen momentos de consumo y públicos objetivo muy similares, y aunque en la mayor parte de ellos cuando se bebe una, no se consume el otro, Moritz apuesta por encontrar en ambos lo que les une: disfrutar de la gastronomía y de una buena copa relajada y apartada del esnobismo con el que se asocia, principalmente, al vino. Se trata, según explica el director general de Moritz, Albert Castellón, de democratizar experiencias gastronómicas. Antes de final de año esta intención democrática se completará con la apertura de un restaurante, que llevará el nombre de “La Brasserie”.

Del porrón a Pétrus

Con un porrón como logotipo, este nuevo Bar a Vins cuenta entre su personal con el presidente de la Asociación Catalana de Sumilleres, Xavier Ayala, quien se ha encargado de seleccionar una carta donde vinos catalanes y franceses son los protagonistas, con algún detalle ibérico, como el Numanthia de la DO Toro, el Pezas da Portela de Valdeorras o el Único Vega Sicilia de Ribera del Duero. En contra de lo que es una tendencia generalizada entre vinotecas y restaurantes, apenas se encuentran dos vinos riojanos, pertenecientes a la bodega familiar de Álvaro Palacios, Propiedad Herencia Remondo. Otros de sus vinos prioratinos, como L’Ermita, suenan en la carta junto a marcas de todas las demás denominaciones de origen catalanas. El otro gran protagonismo de la carta es para los vinos franceses, un homenaje a la procedencia gala de la familia fundadora de la cervecera. La carta irá cambiando cada quince días, para ofrecer a los clientes “nuevas propuestas de cata que inviten a la permanente descubierta de nuevos vinos del panorama catalán e internacional”, informa Moritz en su comunicado.

Los vinos se mantendrán en óptimas condiciones de consumo gracias a un sistema de conservación ideado por la propia empresa, basado en tiradores que inyectan gas argón en unas microválvulas muy precisas, utilizadas habitualmente en la industria aeronáutica. Entre los vinos de la carta, y gracias a este sistema, se podrán ofrecer dosis desde los dos centilitros a la botella entera de vinos míticos como Mouton- Rothschild, Romanée Conti, Pétrus o el patrio L’Ermita. Además, se ofrece la oportunidad de probar vinos mediante “renting”, pagando una cantidad adicional al precio de determinadas botellas que no están en ese momento en carta, y que permiten, si se quiere, no adquirir toda la botella.

La gastronomía tiene también su sitio gracias a una serie de propuestas que, siguiendo el espíritu transgresor de Moritz, tratan de salirse de las habituales, aunque mantiene a la vez maridajes tradicionales, como el de ostras y champagne o sauternes y foie-gras, que se han convertido en obligados.

Los mismos vinos de este bar se podrán encontrar también en la cervecería del grupo y en La Brasserie.