Más que extendida la estúpida afirmación de que el mejor rosado es un tinto, la terca realidad es la que es y me refiero a que no son estos vinos los más valorados y demandados entre la población, además de que su consumo está localizado en temporada estival por eso de asociarlo a bebida ‘refrescante’. He aquí un segundo error; un refresco es otra cosa y el frío al vino no siempre le resulta el mejor acompañante cuando se trata de determinadas etiquetas, sino todo lo contrario.
Como sucede con el resto de elaboraciones, hay rosados y rosados, regulares, buenos y prescindibles, si bien es cierto que nunca han sido los mejor tratados (o consideradas) ni por el público, ni por la crítica y ni siquiera por innumerables bodegueros.
No es el caso de los que nos ocupan. Etiquetas seleccionadas por su trayectoria y por el buen hacer de quien las firma que reconcilian nuestro paladar con el rosado a través de cada añada. Vinos para reencontrarse y descubrir unas referencias de las que se puede decir que son más que “fresquitas”. Elaboraciones en las que la fruta y frescura se complementan con volumen y amplitud en la boca.
Por todo, aunque el sector del rosado cuenta con defensores y detractores, estos elegidos son vinos que merecen oportunidad y puesta en valor. Una buena representación de la última añada en el mercado procedente de diferentes denominaciones de nuestro país y, en conjunto, ricos. 

Navarra es la primera parada, tierra asociada al rosado desde siempre. De dos clásicos de la zona, como son Bodegas Chivite y Ochoa, rescato Chivite Colección 125 y Rosado de Lágrima. El Colección 125 2011, de tempranillo y garnacha, es un vino muy personal que marca la diferencia. Complejo e intenso, con una amplia gama aromática, presenta notas minerales, hinojo, fruta roja y recuerdos de confitería, junto a una boca amplia y expresiva. Respecto a Ochoa Rosado de Lágrima 2013 es la ‘obra’ de Javier Ochoa, que ahora continúa su hija Andrea, elaborado con garnacha y cabernet sauvignon, variedad esta última que le aporta complejidad. Es un vino con cuerpo en el que sobresalen aromas de frutos rojos y florales. Su boca se presenta con viveza y frescura, cierta estructura y paso frutal.
Junto a ellos, otro rosado recomendable es Homenaje Rosado 2013, de Bodegas Marco Real, cuya etiqueta varía cada año y para lo que la bodega cuenta con las jóvenes promesas de la moda española. Es ya la quinta añada, del vino más joven de la casa, vestida por un diseñador diferente de los muchos que conforman la sabia nueva de la moda de nuestro país. Eso en lo que respecta al continente. En cuanto al contenido, es un monovarietal de garnacha que resulta fresco y sabroso, con aromas de frutas rojas y ligeras notas cítricas. La boca, si bien ligera, es frutal y golosa.
De Bodegas y Viñedos Artazu, proyecto firmado por Juan Carlos López de Lacalle (Bodegas Artadi), está Artazuri Rosado 2013 con el que su autor busca mostrar la riqueza de matices de la autóctona garnacha atlántica. Es un vino fresco, con carácter y bastante carnoso, envolvente, que muestra una garnacha amable y madura en boca.
La selección navarra se completa con Viña Zorzal 2013, una bodega y unos vinos con los que me he topado hace no mucho tiempo y que me está gustando descubrir, motivo por el que lo incluyo. En este caso, un rosado de garnachas de más de 30 años trabajado sobre sus lías para ganar cuerpo. El vino es intenso, de buena acidez, con recuerdos a fruta roja (fresa) y toques florales. La boca es golosa, resalta una acidez que no molesta y ciertas notas amargas que perduran.

Cambiamos a Rioja donde los Muga tienen en su rosado una elaboración de éxito. Dominado por la garnacha, que complementan con un 30% de viura y un 10% tempranillo, el Muga Rosado 2013 es un vino sutil y aromático, muy equilibrado y fresco. En la boca en suave, fino, frutal, de ricos matices, agradable paso y correcto final. Luego está Conde de Valdemar 2013, de Bodegas Valdemar, de garnacha y tempranillo (15%), un vino sugerente y frutal que presenta una garnacha madura, fluida y golosa, con recuerdos de caramelo rojo. En boca es fresco y aromático, destacando su equilibrio y armonía de sensaciones.

En Ribera del Duero está rico el de Cillar de Silos, en su caso de tempranillo y una agradable sorpresa en la zona. Su nombre, Rosado de Silos 2013, un rosado muy bien elaborado en Ribera, complejo, expresivo, varietal, muy frutal y goloso. También tiene un carácter muy frutal el Hito C21 2013 que los hermanos Moro hacen en Bodegas Cepa 21. Un tempranillo intenso, donde salen aromas de grosella, fresa y finas notas florales, con volumen en boca, sabrosidad y una rica sensación cítrica que le aporta frescura y persistencia.
Viña Sastre 2013 (Hermanos Sastre) es otro rosado de tempranillo y con cuerpo de la Ribera. Fragante y limpio, en nariz sale fruta fresca y florales y luego la boca es potente, equilibrada, sabrosa y de largo recorrido. Y cierra este bloque ‘ribereño’ Raíz de Guzmán 2013, sin duda entre los mejores rosados españoles, con volumen y expresivo en boca. La nariz es aromática, profunda, con notas de fruta roja. Serio, frutal, de paso fresco y equilibrado.

Y termino mi selección personal con tres vinos de tres zonas diferentes: Cigales, Méntrida y Vino de la Tierra de Castilla. El primero es Docetañidos 2013, de Lezcano- Lacalle, elaborado con tempranillo y uno de los más emblemáticos en su categoría. Una etiqueta que destaca por su fragancia frutal (frutos rojos) y finas notas de pastelería. La boca es estructurada, seria y contundente. En conjunto, un vino sabroso y untuoso. De Méntrida elijo Arrayán 2013, entre los más exitosos del mercado. Se trata de un coupage varietal de syrah, merlot, cabernet sauvignon y petit verdot con carácter y viva acidez, fragante, frutal, carnoso y persistente en la boca. Y para finalizar esta retahíla de recomendados, Ercavio rosado 2013 de Más que Vinos, en Cabañas de Yepes, Toledo.
Sutil pero rico en aromas, muestra un excelente equilibrio en boca. Finos recuerdos de fruta roja fresca, puntas florales y herbáceos frescos. Fluido, amable, fresco y sabroso. Catorce etiquetas merecedoras de oportunidad y que podrían acompañarse de otras tantas igual de recomendables, pero es lo que tiene la opinión, que es subjetiva. Dicho esto, todas son ricas en sensaciones y gustosas al paladar. A partir de aquí, cualquier aportación es bien recibida y seguro será probada…