Madrid, 26 de febrero de 2012. AP.- Tal vez por los signos de los tiempos tal vez por dar cobijo a toda la familia vinícola bajo el manto protector de la marca legendaria (o porque sí), la familia Álvarez ha dado a Vega Sicilia el primer toque de maquillaje que se le recuerda al nombre mítico. Toda la prudencia habitual en la casa, demostrada hasta la saciedad en las más de tres décadas transcurridas desde que los propietarios del poderoso grupo Eulen arrebataron la propiedad de la bodega legendaria del vino español a ávidos pretendientes (Rumasa, entre otros), se ha vertido en un mínimo y respetuoso toque de imagen, que pasará inadvertido para casi todos, y en la creación de una marca corporativa, Tempos Vega Sicilia.

Bajo esa divisa se agrupan desde ahora las cuatro bodegas que son cien por cien propiedad de los Álvarez: Bodegas Vega Sicilia y Bodegas y Viñedos Alión, en la DO Ribera del Duero, Bodegas y Viñedos Pintia, en la DO Toro, y Bodegas Oremus, en Tokaj (Hungría). La quinta, la riojana Bodegas Benjamín Rothschild & Vega Sicilia, que es por el momento el más joven de los proyectos surgidos de la bodega de Valbuena de Duero, queda fuera del paraguas común al estar participada, al cincuenta por ciento, por Benjamín Rothschild.

La prudencia y la paciencia demostradas en la gestación y lanzamiento de los otros vinos del grupo, Alión, Pintia, los Oremus húngaros y el propio Macán riojano, se ha reproducido en este ligero retoque dado a la imagen de la marca matriz y sus retoños, presentado hoy a la prensa especializada en el restaurante Sant Celoni, de Madrid. Las siempre estudiadas explicaciones de los responsables de marketing y comunicación hablan de un ‘concepto aglutinador’, de una ‘filosofía común de excelencia’ que permita no obstante ‘la expresión particular de cada vino’ y cosas así, hasta conformar todo un discurso que deja pálidos los presuntamente herméticos discursos vinícolas y recuerdan más al lenguaje de los catálogos de una galería de arte.

Mucho más claro, Pablo Álvarez, presidente de la compañía se ha referido al proceso de tres años de estudio como consecuencia de “un crecimiento del grupo un tanto desordenado” que demandaba una “reorganización”. La nueva imagen corporativa va en esa línea de reorganización y de identificación corporativa de los tintos castellanos del grupo y de los magníficos y muchas veces olvidados hermanos húngaros.

El retoque en la imagen de la diva coincide con la celebración del 150 aniversario del nacimiento de la firma y llega después de un largo proceso, que nunca concluye, de estudio de los terruños, de selección de los clones vitícolas, de desarrollo de los sistemas de elaboración y crianza y de conocimiento de todos los múltiples factores que influyen en la configuración de los vinos. Un proceso profundo y sólido, no tan evidente como el cambio aplicado a las hasta ahora inamovibles etiquetas pero que ha desembocado en la mejor etapa de los vinos de la casa matriz y en la creación, e incorporación al olimpo de los mejores, de los vinos elaborados en sus tres filiales y media (la mitad de la bodega riojana).

La prueba se ha dado en los vinos servidos en Sant Celoni: el rioja Macán ’10, expresión refinada de los tintos de la Sonsierra; Valbuena 6º Año ’10, contundente y distinguido, y el extraordinario Vega Sicilia Único ’04, el mejor Vega Sicilia que recuerda este cronista, que va a ser emocionante hasta que no tengamos ya memoria. El remate ha sido un excelente Oremus 5 Puttonios, que responde a la imagen de ambrosía divina que tantas veces se asocia a los vinos legendarios.