Fecha publicación:Junio de 2004
Medio: Viandar

La Comunidad de La Rioja se estructura a lo largo del curso medio-alto del Ebro, con la mayor parte del territorio situada al sur del río, en los valles que forman siete de sus afluentes. Tres enclaves situados en la margen izquierda del río completan una geografía en cuya mayor parte el viñedo y las bodegas forman parte importante del paisaje.

Apenas poco más de cien kilómetros separan Haro y Alfaro, las dos localidades más importantes de las comarcas que configuran los extremos occidental y oriental de La Rioja. Algo más de cien kilómetros de curso del río Ebro en los que los paisajes cambiantes acompañan a unas condiciones prodigiosas para la elaboración de vinos de alta calidad. En esa distancia escasa cambia el clima, cambia el paisaje y se encuentra toda una amplísima gama de tipos de suelo, orientación, altitud y micrclima que proporciona uvas y vinos de características diferentes pero, como ha demostrado la historia, complementarias.

La Rioja constituye un enclave único dentro de la larga cuenca del Ebro. La región aparece enmarcada por dos elevadas cadenas montañosas: al sur, la sierra de la Demanda y la Sierra de Cameros, pertenecientes ambas la Cordillera Ibérica, y la sierra de Cantabria al norte. Esta segunda cadena montañosa, con alturas que en alguna de sus cimas superan los 1.400 metros sobre el nivel del mar, ejerce como eficaz barrera defensiva frente a los vientos húmedos y fríos del cercano mar Cantábrico, propiciando las condiciones climáticas idóneas para el cultivo del viñedo.

Ambas formaciones montañosas, la sierra de Cantabria y la sierra de la Demanda, parecen darse la mano en la puerta occidental de La Rioja, las Conchas de Haro, un estrecho desfiladero por el que el Ebro penetra en la región procedente de las frías comarcas burgalesas y cántabras. A partir de ahí, las dos paredes se separan rápidamente, dejando entre ellas una cuenca bastante abierta en la zona norte y una sucesión de valles en el sur, formados por los siete afluentes del Ebro: Oja, Tirón (ambos se unen en Cihuri, a escasos kilómetros de Haro), Najerilla, Iregua, Leza, Cidacos y Alhama.

En el recorrido por la región a favor de la corriente del Ebro, es decir, de oeste a este, el clima va cambiando desde el continental de influencia atlántica en la Rioja Alta hasta un ambiente algo más suave en la zona oriental, favorecido por la influencia mediterránea que llega remontando el curso del gran río. Un arma de doble filo para los viñedos de Rioja Baja, ya que los viñedos, cuya brotación se produce de dos a tres semanas antes que en Rioja Alta, quedan más expuestos a las frecuentes heladas primaverales. El régimen de lluvias también es diferente: 450 mm. Al año en la zona de Haro y poco más de 350 en Alfaro.

Valle del Tirón

Es el más occidental de La Rioja y una de las zonas de maduración más tardía de la uva. Nace en la provincia de Burgos y en su valle se encuentran localidades de profunda tradición vitivinícola, como Sajazarra, Tirgo, Villalba o Cuzcurrita. Cerca de Cihuri recibe el tributo del Oja y desemboca a su vez en el Ebro unos kilómetros más al norte, a escasa distancia de Haro. Para muchos técnicos debería ser zona de blancos, pero abundan más las variedades tintas, sobre todo Tempranillo, que dan lugar a vinos más bien ligeros, con elevada acidez.

Valle del Oja

Tan riojano que, según una discutida teoría, da nombre a toda la región. Es riojano en todo su recorrido y ha formado un valle en el que se cultivan algunas delas mejores viñas de la región. Alberga localidades como Ollauri, donde nacieron firmas del relieve de Paternina o Berberana, o la pujante Briones. Es zona tradicional de cultivo de Tempranillo y sus vinos, equilibrado, con viva acidez, definen en gran medida el carácter de los tintos de Rioja Alta, la subzona más prestigiosa de la D.O.C. Rioja.

Valle del Najerilla

Considerado por muchos como el valle central del viñedo de La Rioja. Dicen los técnicos que en su parte baja se dan los vinos más equilibrados de la región. Aquí se encuentra Nájera, antigua capital del reino de Navarra, y localidades vinícolas de la importancia de Cenicero, San Asencio, Torremontalbo, Fuenmayor o Navarrete. Se podrían distinguir dos parte, el valle medio, la zona más elevada, donde tradicionalmente se cultivó Garnacha y donde se elaboran los clásicos “claretes” riojanos (rivalizan en prestigio los de Cordovín, San Asensio y Badarán). La zona baja, más abierta y que podría ser considerada como valle del Ebro más que de su afluente, es una delas de mayor densidad de plantación de viñedo de la región, con neto predominio de la variedad Tempranillo.

Valle del Iregua

El curso del río que riega la capital de La Rioja, Logroño, supone un área de transición entre Rioja alta y Rioja Baja; de hecho, algunos propugnaron la creación de una “Rioja Media” que estaría formada por este valle, el vecino del Leza y la parte más oriental del Najerilla (la zona de Fuenmayor y Navarrete). El entorno de Logroño y Villamediana (otrora famoso por la calidad de la Garnacha que se cultivó allí) recuerdan el esplendor pasado de un viñedo que fue el más importante de la región y luego retrocedió, empujado por otros cultivos (frutales, por ejemplo) y por el crecimiento de la capital. No obstante, aquí se encuentran algunas bodegas importantes, entre ellas la histórica Marqués de Murrieta.

Valle del Leza

Al llegar al río Leza se percibe ya claramente el cambio en el paisaje eincluso en el terreno, que adquire tonos rojizor por su naturaleza arcillo-ferrosa. Esta formado por las cuencas del Leza y de su afluente el Jubera y suele ser denominado como valle de Leza-Jubera. Es una comarca de relieve más suave y el cultivo de la vid, aunque abundante, no tiene el predominio aplastante que muestra en los valles más occidentales. No obstante, aquí se encuentran alguna de las cooperativas más potentes de La Rioja, como la de Alcanadre. Era la zona donde comenzaba el predominio de la uva Garnacha pero ya ha sido en buena medida sustituida por Tempranillo.

Valle del Cidacos

El Cidacos procede de la provincia de Soria y da lugar a un valle amplio, de suave orografía. Tal vez el de apariencia menos vinícola de La Rioja, es zona de abundantes frutales y de potente producción hortícola. Eso no es obstáculo para que cuente con una de las mayores bodegas cooperativas de España, la de Aldeanueva de Ebro. También hay que mencionar Tudelilla, con reputación de albergar las mejores viñas de Garnacha de toda la D.O.C. Rioja. También se mantiene el cultivo tradicional de Moscatel, uva no admitida por la D.O.C. Rioja que podría dar lugar a una nueva zona protegida muy singular.

Valle del Alhama

La Rioja comparte su valle más oriental con Navarra; una parte de la comarca de la Ribera Navarra ocupa un segmento del curso del río Alhama, partiendo en dos la zona riojana del valle. En el río Alhama el paisaje recupera en buena parte el carácter vinícola perdido en el valle del Cidacos. Es zona de viñas de tamaño considerable, igual que la mayor parte de Rioja Baja, y fue tradicionalmente una comarca con predomnio de la uva Garnacha. En los últimos años se renovó mucho el viñedo y se plantó sobre todo Tempranillo, sobre todo en la zona norte, en Alfaro y Grávalos, las dos localidades vinícolas más importantes. Sin embargo, en las zonas más altas del sur hay pequeñas viñas viejas muy cotizadas por algunas bodegas de Rioja Alta.

La orilla izquierda

El río Ebro marca la frontera política entre La Rioja y sus vecinos del norte, las comunidades autónomas del País Vasco y Navarra. Hay sin embargo tres enclaves de La Rioja en esa zona situada al norte del río. Siguiendo el curso del Ebro, el primero de esos enclaves es Briñas, un municipio situado junto a Haro que tiene prestigio por la calidad de sus viñedos pero no contaba con bodegas hasta que hace tres años se puso en marcha una de nueva construcción. La segunda es la comarca de la Sonsierra, formada por los pueblos de Ábalos y San Vicente de la Sonsierra, situados a la altura de Briones; que tiene bastante más relieve, con sus campos dedicados casi exclusivamente al cultivo de la vid, y alberga numerosas bodegas. Finalmente, el municipio de la capital, Logroño, se extiende por pagos de la orilla izquierda del Ebro, donde se han construido viviendas y polígonos industriales pero también hay viñedos y algunas bodegas destacadas.