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19 de abril de 2010- RP. Ya está en marcha por los festivales cinematográficos el documental Las Catedrales del Vino, dirigido por Eterio Ortega Santillana (Hacia la Paz) y con la producción de Elías Querejeta. Se trata de una película que dibuja de forma sencilla y amable la pasión por el vino en dos regiones tan emblemáticas como Rioja y Jerez, con pinceladas de sus gentes: bodegueros, enólogos, propietarios y agricultores, sin dejar de lado la construcción de la bodega y el procedimiento de elaboración del vino, tanto el riojano como los generosos de Jerez y Sanlúcar.

Desfilan protagonistas como Francisco Hurtado de Amézaga (Bodegas de los Herederos del Marqués de Riscal), Florentino Martínez Monje (Bodega Familia Monje Amestoy), Pedro López de Heredia (Bodega López de Heredia-Viña Tondonia), Javier Hidalgo (Bodegas Hidalgo- La Gitana), Juan Clavijo y Pilar Plá (Bodega Maestro Sierra), Luis Caballero (Bodega Lustau Caballero), José Gordillo (Bodegas Barbadillo), Telmo Rodríguez (Compañía de Vinos Telmo Rodríguez) o Álex Simó (Bodegas Luis Alegre), entre otras personas cuyos oficios tienen que ver con el vino. Todos ellos cuentan lo que significa para ellos, la importancia de la tierra, del cultivo, el negocio de la bodega y el trabajo de sacarla adelante o aquello que significa el vino para ellos.

Sin entrar en tecnicismos ni enrevesados argumentos, Las Catedrales del Vino es un atrevido esfuerzo (atrevido por lo que supone, en medio de la cuasi demonización del vino por contener alcohol) por mostrar un mundo que apasiona a quienes pertenecen a él, y que tiene una relación muy estrecha con la cultura en muchos de sus aspectos, desde la historia y las humanidades hasta la música o la pintura: “… y tienes media copita de vino al lado, y una música de fondo de Beethoven o de Mozart… te eleva el espíritu, pero esto… El vino este es como las medicinas, media copa o una copa lo máximo te hace soñar y te hace pensar, te hace incluso más bueno. Si se bebe poca cantidad se estimula el cerebro, el pensamiento, la creación”, dice Pilar Pla mientras saborea una copa en su bodega.

Generaciones enteras de trabajo y de reposo de los vinos en el caso de los jereces, pasión y cuidado por la tierra y la viña como principio y clave de la calidad del vino son ideas que se dejan entrever en este documental, no tan didáctico como entretenido, con golpes de humor bien repartidos y con buena dosis de ternura hacia los personajes.

El director confirma que “ha sido un placer hacer esta película” y que “he disfrutado haciéndola”. Habrá que creerle, y divertirse viéndola. De momento se emitirá en algunas cadenas autonómicas de televisión, aunque no se descarta su paso por alguna sala comercial.