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Madrid, 17 de octubre de 2012. MS.- Oviedo tiene en El Desarme una fiesta tradicional anual consistente en un evento gastronómico sin paragón. Está inspirada en unos hechos históricos acaecidos en la primera mitad del siglo XIX, cuando mientras una milicia urbana disfrutaba de garbanzos con bacalao y espinacas, callos y arroz con leche, se aprovechó la ocasión para quitarle las armas. Dos siglos después se sigue celebrando aquel hecho en su vertiente gastronómica. Y en esta ocasión, por primera vez, 29 establecimientos madrileños se apuntan a esta fiesta ofreciendo durante los días 19, 20 y 21 de octubre el Menú del Desarme a los clientes.

Invariablemente compuesto por esos tres platos, es un homenaje a los productos que ofrece esta tierra y a la celebración se apuntan tanto los restaurantes de Oviedo (participan 300 locales) como los ciudadanos ovetenses haciendo esta misma comida en sus casas. Y es que en eso se ha convertido el 19 de octubre, en una fiesta gastronómica que reúne en torno a la mesa a familia, amigos y compañeros de trabajo, y que cada año va ganando presencia fuera de Asturias.

Este año, dado que la fiesta cae en viernes, los establecimientos prolongarán el menú durante todo el fin de semana, ofreciendo a los turistas que se acerquen a la ciudad la posibilidad de conocerlo. Además, los hoteles de la ciudad se han involucrado con descuentos en el alojamiento para atraer al mayor número de visitantes. La otra novedad de esta edición es la participación de restaurantes de Madrid en estas jornadas, en los que, además de poder disfrutar de dicho menú, se entregará una tarjeta VIP a los clientes para que disfruten de descuentos en su próximo viaje a Oviedo durante el mes de noviembre. (Lista de los restaurantes en www.hosteleria.org)

El Desarme es un término asociado a ‘hechos de armas’. Estamos en octubre de 1836. Oviedo está con los liberales, fiel a Isabel II, por lo que tiene que defenderse de los ataques carlistas. Para ello se entregaban armas a ciertos ciudadanos respetables que conformaban las milicias nacionales o urbanas. Uno de esos ataques tiene lugar el 19 de octubre de ese año, y aunque caen algunos ‘milicianos’ la ciudad sale victoriosa.

Lo que sucede es que, una vez alejado el peligro, la tarea de desarmar a las milicias resultaba difícil, pues muchos de ellos se negaban a entregar las armas. Ante esta situación, la historia oral (y por ello de difícil contraste) cuenta que pudo ser esta resistencia la que animó a invitar a una amistosa, y copiosa, comida a los milicianos para conseguir quitárselas y a partir de entonces, con intención conmemorativa, se reunían los desarmados ante un almuerzo amigable y pacifista para continuar sus ‘protestas’ por habérseles quitado las armas.