Madrid, 13 de julio de 2015. MS. – En marcha como bodega desde 1980 en el municipio burgalés de Pedrosa de Duero, los hermanos Pérez Pascuas (Benjamín, Manuel y Adolfo), eran viticultores que, hasta ese momento, trabajaban para la cooperativa de la localidad, donde entregaban sus uvas.

José Manuel Pérez mostrando las instalaciones en este 35 cumpleaños a algunos de sus invitados.

José Manuel Pérez mostrando las instalaciones, en este 35 cumpleaños, a algunos de sus invitados.

Pero al comienzo de la década, antes de que se fundara la Denominación de Origen Ribera del Duero dos años después (a lo que contribuirían de forma determinante), deciden independizarse y poner en marcha un proyecto vinícola familiar, convencidos de la calidad y posibilidades de sus uvas para hacer marca propia. Son los comienzos de Bodega Hermanos Pérez Pascuas, conocida también como Viña Pedrosa. Desde entonces han pasado 35 años, y los tres hermanos continúan al pie del cañón aunque ahora ya acompañados de hijos y sobrinos, quienes van tomando las riendas, con José Manuel Pérez a la cabeza, director técnico e hijo de Benjamín.

A partir de las 145 hectáreas de viñedo que tienen en distintas parcelas de Pedrosa, a una altitud de 840 metros sobre el nivel del mar y con una edad que va desde los 20 años del más joven a los 80 de sus cepas más viejas, el 90% de su viña es tinta del país (tempranillo), que completan con un 10% de cabernet sauvignon que destinan en exclusiva, aseguran, a sus reservas y grandes reservas.

Solo tintos y vinos con crianza (en roble 50% francés y 50% americano), éstas son las señas de identidad que tienen sus diferentes elaboraciones, además de la capacidad de guarda cuando hablamos de Viña Pedrosa Reserva, Finca la Navilla, Viña Pedrosa Gran Reserva y Pérez Pascuas Gran Selección.

150626_pp0328-compressorAhora, con motivo de este cumpleaños, presentan en el mercado una edición de solo 998 botellas de un vino creado para la ocasión, Viña Pedrosa Reserva 2011 Selección 35 Aniversario. Un tinto fino de un viñedo de unos 45 años, con 22 meses de barrica, elegante, expresivo, complejo, profundo. Amable, goloso, láctico, con notas balsámicas, aromas de fruta madura, nobles maderas y fondo floral. Amplio, bien estructurado, sabroso, gran equilibrio, noble tanicidad por pulir, buena acidez, que aporta frescura, y un final de buena longitud que combina aromas frutales y los de su paso por barrica.

Como resumen de estos 35 años, José Manuel repara en las 35 hectáreas iniciales de las que disponían, “de gran calidad –apunta–, por lo que teníamos mucha ilusión y estábamos convencidos de que con uvas excepcionales podíamos elaborar un vino de muy alto nivel. Después, las limitaciones y la falta de recursos económicos de los inicios se suplieron con trabajo, confianza e ideas claras respecto al vino que queríamos hacer”. Filosofía que ha marcado su camino estos años y con la que pretenden continuar dados los resultados obtenidos, aseguran, sirviéndose en todo caso de la innovación y las mejoras tecnológicas que van surgiendo.

Señalan las añadas de 1985, 1989, 1991, 1994 y 1999 como cosechas que han contribuido a la fama y prestigio que la firma disfruta. Actualmente exportan la mitad de las 500.000 botellas que producen de Cepa Gavilán, Viña Pedrosa y Pérez Pascuas Gran Selección, y tiene presencia en más de 40 países del mundo. En total, mercados que representan el 43% de su producción.