Algunos grandes vinos ponen de relieve el interés de las comarcas vinícolas de las islas Baleares. Las denominaciones de origen Binissalem y Pla i Llevant, la zona de vinos de la tierra de Ibiza, los vinos de mesa, en donde se encuentran algunos de los mejores vinos de la región, y hasta los nuevos proyectos en lugares como Formentera ponen de relieve el resurgir del vino balear y su incorporación a las zonas productoras que cuentan en el capítulo de los vinos de calidad.

Los vinos de las comarcas mediterráneas se reivindican de norte a sur. El apasionante proceso catalán y el no menos espectacular del Altiplano Levantino (Alicante, Yecla, Jumilla, Almansa) tienen réplica en la zona valenciana de Utiel-Requena, que pasa de vender barato y granel a revindicar la denostada uva Bobal, y el movimiento incluso progresa hacia el interior, hacia la fronteriza Manchuela. La zona más oriental, las islas Baleares, queda un poco a contramano, como si en esto del vino también se quisiera confirmar el síndrome de la insularidad que aqueja a esa región en tantos otros sentidos.

Los vinos de Baleares han vivido momentos de notable pujanza a lo largo de su historia. En alguna ocasión han tenido mayor prestigio que importancia productiva, como en el caso de las legendarias malvasía de Banyalbufar, uno de los vinos favoritos de la corte austrohúngara durante el siglo XIX. En otros, la fuerza productiva no tuvo demasiado reflejo en un incremento del prestigio de las comarcas baleares como productoras de vinos.

Filoxera: ascenso y caída del vino balear
Es el caso del impulso que recibió el cultivo de la vid y la elaboración del vino a finales del XIX, cuando la filoxera dio lugar a un flujo muy importante de vino entre los puertos de Mallorca y Porto Colom y el puerto de Marsella. En esa época el viñedo creción en la isla de Mallorca hasta alcanzar las 30.000 hectáreas y se extendió incluso a Menorca, donde hoy está prácticamente desaparecido. Fue una etapa gloriosa, cuando se llegaron a embarcar 50 millones de litros de vino al año con destino a Francia y a la Península.

Como ocurrió en tantas otras zonas españolas, los productores de las islas Baleares no supieron aprovechar el momento de vacas gordas para consolidar unos mercados o unas marcas de cierto prestigio. De hecho, cuando llegó la filoxera a las islas, en 1891, supuso un desastre total del que nunca se llegarían a recuperar. Cuando se pudo reconstruir el viñedo ya era tarde y la producción se quedó en poco menos que lo necesario para el abastecimiento de los campesinos. Un magro mercado que además descendía, ya que la crisis del vino provocó una de las etapas de mayor emigración en la región.

Invasión de vinos peninsulares
La recuperación fue muy lenta, aunque se produjo el inicio de la actividad embotelladora en alguna de las bodegas mallorquinas, y se truncó con la crisis de la guerra civil española. Después hubo un lento declive de toda la actividad y se llegó a la década de los noventa con un viñedo en retroceso y muchos problemas. El turismo había hecho que creciera el consumo interno de vino, pero algunas de las escasas embotelladoras de la isla trabajaban con vinos a granel traídos desde las diferentes comarcas peninsulares, más barato que el de la propia isla. Así se dio la paradoja de que mientras se consumía vino de fuera, el viñedo balear retrocedía hasta casi desaparecer en algunas zonas y hasta cerraban cooperativas como la de Felanitx, que cesó en su actividad en 1990.

El problema se acentuaba, por un lado, por la escasa calidad de la mayor parte de los vinos de las islas, y, por otro, por la incidencia comercial de los vinos peninsulares, en especial los de Rioja. Esos vinos desplazaban la escasa producción de vinos que se embotellaban en las islas y para muchos era y sigue siendo una sorpresa enterarse de que hay una producción vinícola en las islas Baleares. Además, influían en los propios vinos, que cambiaron su carácter para acercarse más al perfil comercial que triunfaba, es decir, a los riojas cargados de madera.

A pesar de todo, también llegaría a las zonas de Baleares la renovación tecnológica de las bodegas, de la mano de la cual se iniciaría la producción de vinos blancos, nada tradicional en las islas, a impulso de la demanda de la importante población alemana residente en la región. Las bodegas se modernizaron, pero en lo que se refiere al viñedo se puso el acento en la importación de las llamadas “variedades mejorantes”, es decir, Cabernet Sauvignon y Chardonnay, entre otras, al mismo tiempo que no se investigaban la cepas autóctonas.

Vinos muy mediterráneos
Lo cierto es que las variedades autóctonas daban poco de sí en las condiciones en las que eran cultivadas y conlos criterios en los que se elaboraban y envejecían los vinos. Y no es menos cierto que las prestigiosas cepas francesas tampoco aportaron la solución. Los vinos de Baleares adolecieron de los defectos a otras zonas del Mediterráneo. Son comarcas muy cálidas en las que el cultivo, la elaboración y la crianza requieren unas condiciones muy especiales que han tardado algunos años en entrar en estas bodegas.

Los vinos más típicos de Baleares son tintos más bien ligero de color y de cuerpo, sometidos a crianzas en barrica a todas luces demasiado prolongadas y con un corto recurrido, con una clara vocación hacia una precoz evolución. Los más modernos presentaban ese golpe de calor tan clásico de las zonas cálidas. A finales de los ochenta y principios de los noventa menudearon los cabernets con olores de pimiento o recocidos recuerdos de pimentón, alcohólicos y, sin embargo, con rudos taninos vegetales, lo que hablaba de sol y de mala maduración fenólica.

Sólo cuando han llegado los técnicos jóvenes, con ideas más inquietas, formados en la escuela catalana (aquí los estudios no importa dónde se hagan, lo importante es la forma de hacer que se ha difundido a partir de bodegas catalanas, especialmente del Priorato), se ha prestado una mayor atención al viñedo. Fruto de esa atención es que los mejores vinos de la zona están dejando de lado las variedades foráneas, que quedan como complemento y, si fuera necesario, refuerzo de las autóctonas.

Se han visto las posibilidades de cepas como Callet y Manto Negro, que están protagonizando los mejores vinos de las islas, en solitario o con la aportación de otras, en especial la tinta de moda en la zonas mediterráneas, la francesa Syrah. Los vinos más actuales aplican la cartilla de la modernidad: viñas viejas de escasa producción, cuidadosa selección del momento de vendimia para conseguir madurez fenólica y que los taninos del vino no sean agresivos, selección de parcelas y de uvas, etcétera. En la bodega, lo mismo: elaboraciones tendentes a obtener colores más intensos y estables y paso de boca más lleno y equilibrado, vigoroso pero sin ser rudo, sin miedo a la graduación alcohólica siempre que esté equilibrada. Vinos tintos muy modernos, con el buen carácter mediterráneo que nos ha traído la modernidad. En los blancos, como también es habitual, bastantes menos alegrías.

El vino en Baleares
La producción se concentra fundamentalmente en Mallorca, donde actúan dos denominaciones de origen, Binissalem-Mallorca y Pla i Llevant de Mallorca, además de plantaciones de cierta importancia situadas fuera del ámbito geográfico de esas dos zonas calificadas o bien pertenecientes a firmas que prefieren no integrarse en la denominación de origen que les corresponde o de otras que, aunque pertenezcan a una de ellas, deben ser comercializados como vinos de mesa por estar elaborados con variedades de uva no contempladas en sus reglamentos. Entre esos vinos de mesa se encuentran los mejores de las islas.

Además de las zonas mallorquinas, cabe señalar algún resto de viñedo en la isla de Menorca y una zona productora en Ibiza, calificada como productora de vinos de la tierra, que busca acceder a la denominación de origen. En la pequeña isla de Formentera se ha realizado una plantación y se va a construir una bodega en un proyecto que, bajo la dirección del joven enólogo ampurdanés Jaume Serra, comprenderá 15 hecdtáreas de viñedo; no se ha plantado más que una parte de la finca y se espera comenzar las obras de la bodega en unos pocos meses.

D.O. Binissalem-Mallorca

Fue la primera zona de las islas en ser calificada como denominación de origen, categoría a la que accedió en 1990. Está situada en la zona central de la isla (municipios de Binissalem, Consell, Santa Eugenia, Santa María del Camí y Sancelles), una comarca de relieve suave, con el viñedo plantado sobre terrenos pardo-calizos a una altitud de 70 a 200 metros sobre el nivel del mar. El abrigo de la sierra de la Tramuntana, cadena montañosa situada al noroeste de la isla de Mallorca, proporciona un clima marcadamente mediterráneo, con temperaturas suaves en invierno y caluroso en el seco verano, y precipitaciones escasas, en torno a 450 mm. al año.

En l actualidad cuenta con algo menos de 400 hectáreas de viñedo de las que se abastecen nueve bodegas. La normativa de la D.O. Binissalem-Mallorca es bastante restrictiva en lo que se refiere al uso de las variedades de uva y tiende claramente a impulsar el empleo de las cepas autóctonas, especialmente la tinta Manto Negro, que abarca más del 60 por ciento del total de viñedo de la zona, y la blanca Prensal. La primera debe participar en una proporción mínima del 50 por ciento en los vinos tintos; las otras autorizadas son la también autóctona Callet, acompañada de Tempranillo y Monastrell y la francesa Cabernet Sauvignon, que no debe participar en vino alguno enuna proporción superior al 30 por ciento. La blanca Prensal o Moll debe suponer al menos el 70 por ciento de los blancos y espumosos; también están autorizadas las variedades Macabeo, Parellada y Chardonnay, así como la Moscatel para los vinos tipo “muscat”, que pueden ser secos o dulces.

Maciá Batle Col•lecció Privada ‘98>
Tinto reserva
Maciá Batle
78/100
Rojo rubí de mediana intensidad. En la nariz dominan sensaciones especiadas de crianza en barrica, con una escasa presencia de matices frutales. Bien dispuesto en la boca, de constitución mediana, con buen equilibrio, cierto esqueleto tánico y buena potencia de sabores; bastante amplio en aromas de boca, con toques frutales.

Maciá Batle ‘01
Blanco
Maciá Batle
73/100
Amarillo pajizo con reflejos dorados. Romas frutales con un punto de sobremaduración; recuerdos de manzana muy madura y finos toques herbáceos; buena potencia. Cierto cuerpo y acidez bien conjuntada, fresco, suave, sabroso, amplio en aromas y bastante largo. Tiene cierta estructura y buena presencia en la boca.

Ribas ’01
Blanco
Hereus de Ribas
71/100
Amarillo pajizo con tonos dorados. Aroma frutal sencillo, muy franco y agradable, con notas herbáceas y de fruta madura. Buen paso de boca, con cierto cuerpo y acidez bien conjuntada, suave, equilibrado, con un toquecito dulce de entrada que facilita el paso, francos frutales en aromas de boca, persistencia media.

Ribas ’01
Rosado
Hereus de Ribas
70/100
Rosa fresa de buena intensidad, tonos grosella. Aroma frutal fresco y potente, con ligeros tonos vegetales y toque mineral. Tiene prestancia en la boca, con cuerpo y potencia de sabores, seco, fresco, carnoso, con un paso de boca redondo, sólo entorpecido en la salida por un toque vegetal.

Maciá Batle ‘99
Tinto crianza
Maciá Batle
68/100
Rojo rubí de capa mediana-ligera, ribete teja. Aromas especiados de crianza en barrica con notas de frutas carnosas maduras. Cuerpo medio-ligero, equilibrado, con buen paso de boca aunque no sea muy potente en sabores, franco en aromas de boca, mediana persistencia sápida pero más prolongado en aromas.

Ribas ’99
Tinto crianza
Hereus de Ribas
63/100
Rojo cereza intenso, ribete rubí teja. En la nariz dominan sensaciones de fruta muy madura (notas de compotas y orejones), con discreta presencia de sensaciones de roble. Bien armado en la boca, con cuerpo y vivos taninos, carnoso, sabroso, ligeramente astringente. Sobremaduración acusada en aromas de boca.

José L. Ferrer ’98
Tinto reserva
Franja Roja
60/100
Rojo rubí de capa media, marcado ribete teja. Sencillo en la nariz, con predominio de sensaciones de crianza en barrica que apenas dejan lugar a otros aromas. Ligero de cuerpo, con paso ligeramente secante, buena acidez y correcto en sabores, con aromas de crianza en barrica dominando la vía retronasal y el posgusto.

José L. Ferrer ’99
Tinto crianza
Franja Roja
58/100
Rojo rubí de baja intensidad, con marcados tonos teja en el ribete. En la nariz dominan sensaciones de crianza en barricas muy usadas, con cierto carácter vinoso. Ligero de cuerpo, algo corto de sabores pero suave (muy pulido) y conservando cierto equilibrio. En aromas y al final domina la madera.

D.O. Pla i Llevant de Mallorca

Alcanzó la denominación de origen en 1999, después de que desde algunas instancias se intentara, sin éxito, crear una D.O. Mallorca que incluyera todo el viñedo de la isla. Está situada en la zona oriental de Mallorca, una comarca muy llana integrada por 18 municipios entre los que destaca Felanitx por su importancia histórica (daba nombre a la comarca hasta que se creó la denominación de origen con el nombre actual) y de producción. Las características de suelo (arcilloso calcáreo calificado como pardo calizo) y de clima difieren poco con las de Binissalem-Mallorca, aunque aquí el viñedo puede cultivarse a una altitud ligeramente más alta, hasta los 300 metros sobre el mar. Cuenta con lrededor de 350 hectáreas de viñedo.

Las bodegas de Pla i Lllevant de Mallorca se mostraban como más dinámicas en cuanto a adopción de variedades de uva francesas frente a los intentos de Binissalem de cerrar el paso a toda incursión de las cepas foráneas. Sin embargo, una vez obtenida la calificación, parecen haberse contagiado y algunos de los mejores vinos que se elaboran en la comarca pasan a engrosar la nómina de los vinos de mesa precisamente por culpa de las variedades de uva (algunos, como AN Negra Viticultors, la antigua Ánima Negra, por propia voluntad).

En esta zona oriental la variedad de uva más carácterística es Callet y están autorizadas las también tintas Mantonegro, Fogoneu, Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Monastrell y Merlot, así como las blancas Prensal, Chardonnay, Moscatel, Parellada y Macabeo.

Torrent Negre ’00
Tinto
Vins Miquel Gelabert
87/100
Rojo cereza muy intenso, casi negro, aún con ligeros violáceos. Marcado y fino carácter frutal, con nítidos recuerdos de frutas rojas bien maduras sobre fondos de monte bajo, pimienta negra y carbón. Magnífica estructura en la boca, con cuerpo y potencia, taninos firmes de fruta madura, aterciopelado, carnoso, lleno.

Miquel Oliver Original Muscat ’01
Blanco
Vinyes i Bodegues Miquel Oliver
75/100
Amarillo pajizo con tonos dorados. Aromas frescos de Moscatel, con notas vegetales finas (hierbas aromáticas, recuerdo de hollejo fresco). Ligero y muy seco en la boca, con viva acidez y paso muy suave (sedoso), algo estrecho en cuanto a sabores pero muy expresivo en aromas, franco y sin notas pesadas.

Aía ’00
Tinto
Vinyes i Bodegues Miquel Oliver
74/100
Rojo cereza intenso, tonos rubí en el borde. Aromas de frutas rojas en sazón, con notas minerales y de monte bajo; punta de madera algo desligada. Buena estructura en la boca, con cuerpo y buen equilibrio, potente en sabores y con sensación de volumen, amplio en aromas (sale algo una madera seca) y largo.

Ses Ferritges ’98
Tinto
Vinyes i Bodegues Miquel Oliver
73/100
Rubí-cereza bien cubierto, ribete teja. Aroma complejo de crianza (pimienta, maderas curtidas) y fruta muy madura (compotas). Buen equilibrio en la boca, vivo y sabroso, con taninos firmes y justa acidez bien conjuntada; amplio en aromas de boca, con notas minerales; posgusto de fruta muy madura.

Vins Toni Gelabert Chardonnay ’01
Blanco
Vins Toni Gelabert
70/100
Amarillo dorado pálido. Aroma potente y bastante clásico en su tipo: fruta muy madura (piña, notas almibaradas), tonos tostados, ahumados y lácteos. Buen paso de boca, suave aunque ligeramente cálido, untuoso, sabroso, bastante amplio y largo, con final tostado y lácteo (mantequilla tostada) y posgusto de fruta muy madura.

Ses Hereves ’00
Tinto
Vins Toni Gelabert
67/100
Rojo cereza-rubí de buena intensidad. Aromas finos e intensos; tonos minerales, de especias negras y cuero sobre fondo de frutillos silvestres. Algo rudo en el paso de boca, con taninos vegetales muy enteros que dan una punta de agresividad; por lo demás, tiene cuerpo, equilibrio y finura en aromas de boca.

Miquel Gelabert Cabernet Sauvignon ’00
Tinto
Vins Miquel Gelabert
60/100
Rojo cereza intenso, ribete rubí. Aroma complejo, potente y atractivo; recuerdos de fruta madura (pequeños frutos silvestres) y notas de vainilla y cedro. En la boca se hace notar demasiado la madera que da un paso astringente, secante; sin embargo, tiene cierto cuerpo y potencia de sabores; mucha crianza en aromas.

Vinos de la Tierra de Ibiza

Calificada como zona productora de vinos de la tierra desde 1996, pretende acceder a la denominación de origen a partir de unas 130 hectáreas de viñedo y tres únicas pequeñas bodegas familiares en actividad. La zona abarca toda la isla de Ibiza, aunque la mayor cantidad de viñedo se encuentra en el valle de San Mateo, que acapara la mitad del cultivo de la isla. La uva tinta Monastrell es la más característica del viñedo ibicenco y también hay bastante Garnacha, aunque ésta no ha sido contemplada entre las autorizadas en la zona, al contrario que las Tempranillo, Cabernet Sauvignony Merlot que tienen menos tradición. En blancas la principal es Macabeo y también se contempla el uso de Chardonnay, Moscatel y Parellada.Enlas nuevas plantaciones se están introduciendo la tinta Syrah y la blanca Viognier.

Can Rich ’00
Tinto crianza
Can Rich de Bucastell
Rojo cereza bien cubierto, ribete rubí-teja. Aromas de fruta madura y madera nueva estufada sobre fondos de fermentación. Buen paso de boca, sobre todo por equilibrio, notas de madera de crianza todavía sin conjuntar y algo justo de acidez; en aromas de boca y en el final se hace notar la madera. Comercial.

Can Maymó Tinto Tradición ’99
Tinto
Antonio Costa
65/100
Rojo rubí de capa media. Aromas sugestivos de monte bajo, con notas especiadas y de hierbas aromáticas entre las que destaca un nítido recuerdo de orégano. En la boca es ligero, algo corto, pero suave y con buen paso; amplio en aromas de boca, donde vuelve el curioso recuerdo de orégano.

Vinos de mesa

Es el capítulo más dinámico de los vinos de Baleares. Y así debe ser por su propia definición: aquí vienen a parar los vinos y las bodegas heterodoxos, los que se salen del carril de los reglamentos de las denominaciones de origen o no quieren verse constreñidos por los reglamentos. Eso tiene su vertiente positiva, porque es el capítulo de las variedades de uva experimentales, de la inquietud y de la renovación, de los vinos de vanguardia que están cambiando la fisonomía de los vinos de la región. Y tiene su lado negativo, ya que también es el capítulo de los vinos vulgares, de los vinos de pasto de toda la vida, de esas elaboraciones en las que no participa la uva o el vino producidos en las islas salvo de modo testimonial. Es también el capítulo de los que están fuera de los ámbitos territoriales de las denominaciones de origen, apartado en el que se pueden incluir iniciativas de gran interés y otras que no pasan de ser una parada en las rutas turísticas que recorren las islas.

Entre esas zonas marginales cabe destacar por su presente Artá, situada a mitad de camino entre Binissalem y Mallorca, en la que se encuentra una de las más modernas plantaciones de la isla, Son Bordils, que en los últimos tiempos comienza a confirmar las expectativas que despertó en sus primeros pasos. También se encuentra el escaso viñedo de Andraitx, al suroeste de Mallorca, sustento de una bodega, Florianópolis, que comenzó prometedora y ha terminado abasteciendo a los autocares de turistas que la visitan y compran vinos que en buena medida proceden de otras zonas de la isla.
También cabe señalar algún viñedo que se está poniendo en marcha en otras zonas, como la histórica de Banyalbufar, en donde posee un viñedo el actor estadounidense Michael Douglas. O la nueva iniciativa de la isla de Formentera, que no proporcionará su primer vino al menos hasta 2006.

ÁN ’00
Tinto
AN Negra Viticultors
97/100
Rojo cereza intenso y vivo, ribete rubí. Complejo, elegante, con una gran cantidad de sugestivos matices aromáticos, dominando fruta madura sobre notas de cedro, piñones, pimienta negra, brea, monte bajo… Sensación de solidez en la boca, con cuerpo y potencia, concentrado, noblemente tánico, sabroso, expresivo.

Ribas de Cabrera ’00
Tinto
Hereus de Ribas
89/100
Rojo cereza intenso y vivo. Aroma complejo, elegante y muy personal, con muchos matices presididos por un atractivo y singular tono frutal; toques balsámicos y minerales. Bien armado en cuerpo medio, equilibrado y potente, algo falto de pulido aún, con mucho nervio y notable amplitud en aromas de boca.

ÁN/2 ’00
Tinto
AN Negra Viticultors
85/100
Rojo cereza de capa media poco evolucionado. Aroma de fruta bien madura, recuerdos de picota fresca, delicados toques de madera y fondo mineral. Buena estructura en la boca, con cuerpo y equilibrio, potente, con taninos de fruta aún por domar pero no agresivos, amplio y fino en aromas, largo.

Son Bordils Cabernet Sauvignon ’00
Tinto
Finca Son Bordils
82/100
Rojo cereza intenso, ligero rubí en el borde. Complejo y con buena potencia en la nariz; aromas de frutas rojas bien maduras, tonos de especias negras y minerales, toque balsámico. Estructurado en la boca, con cuerpo y taninos vivos pero no rudos, potente, equilibrado, sabroso, amplio en aromas y largo.

Finca Son Bordils ’00
Tinto
Finca Son Bordils
81/100
Cereza rubí bien cubierto, ribete teja. Aroma fino y de cierta complejidad aunque no es muypotente; notas de frutas rojas y negras bien maduras, finos especiados y fondo mineral. Cuerpo medio y paso amable aunque no le falta alguna punta de tanino por pulir, con buen equilibrio en la boca, amplio en aromas.

Vinya des Moré ’00
Tinto
Vins Miquel Gelabert
79/100
Rojo cereza intenso y vivo. Aroma de frutas rojas bien maduras, con notas minerales y balsámicas (mentol); franco, elegante, con buena potencia en la nariz. Estructurado y potente en la boca, con taninos algo duros todavía y viva acidez, potente en sabores, con cuerpo, toque amargo de salida, amplio, largo.

Son Bordils Syrah ’00
Tinto
Finca Son Bordils
73/100
Rojo cereza intenso, ribete rubí no muy marcado. Aromas de fruta bien madura con ciertos tonos vegetales y un toque de barrica; fondito vinoso. Buena estructura en la boca, carnoso, sabroso, con taninos de fruta bin madura, tacto aterciopelado y cierta sensación grasa, equilibrado; fruta madura en el posgusto.

Torres des Canonge ’01
Blanco
Vins Toni Gelabert
72/100
Dorado pálido. Aromas clásicos de fermentación en barrica, con notas de mantequilla tostada y fondo de frutas muy maduras (piña en almíbar). Estructurado en la boca, denso, graso y algo cálido, bien de sabores, bastante amplio en aromas, donde se hace notar la madera, y largo en persistencia.

Torres des Canonge ’99
Tinto
Vins Toni Gelabert
67/100
Rojo rubí-cereza de buen a intensidad. Fino y con buena intensidad en la nariz; notas minerales, de cuero, especias negras y fondo de compotas. Bastante astringente en la boca, con taninos verdes enteros que dan un paso algo rudo; por lo demás, tiene cuerpo y buena potencia de sabores y es muy fino en aromas de boca.

Finca Son Bordils Chardonnay ’01
Blanco
Finca Son Bordils
65/100
Dorado pálido. Aromas de frutas bien maduras con notas tostadas; no es muy potente y no da sensación de frescura, pero está franco. Cierta estructura en la boca, seco y fresco, suave y ligeramente graso, tiene un buen equilibrio y es sabroso; no es muy expresivo en aromas de boca y en el posgusto; le falta fruta.

Santa Catarina Merlot ’00
Tinto
Florianópolis
61/100
Rubí de capa media, con marcado ribete teja. Aromas frutales y de crianza bien engarzados, fondos minerales y especiados, toque vegetal. Más bien ligero en la boca, con taninos destacados de fruta y madera, ligera sensación secante, bien de sabores, notas de madera y carbón en la vía retronasal.

Fecha publicación:Junio de 2002
Medio: TodoVino