Los datos de exportaciones de vinos de la DO Jumilla en los primeros meses del año han puesto de relieve una buena racha en unos vinos que muestran sus mejores galas en varios frentes. La cata profesional Grandes Vinos de Murcia y los concursos de calidad de las tres denominaciones de origen quieren servir de palanca para aprovechar ese impulso.

25 de mayo de 2009.

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Hace pocos días se dio a conocer el buen dato de las ventas de vino de Jumilla en los cuatro primeros meses del año, con una subida de más del once por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior. El dato positivo, sustentado en los favorables precios que en general ofrecen las bodegas de la más famosa zona vinícola de la Región de Murcia, llama la atención no sólo por que se produce en los más crudo de la crisis económica, sino también por ser la única denominación de origen española capaz de ofrecer esa noticia.

El tirón indudable de algunas de las nuevas marcas jumillanas, que son las que alcanzan las cotizaciones más elevadas pero que también, con las buenas críticas, son las impulsan el nombre de Jumilla y tiran del carro al que se suben, naturalmente, el resto de las casas. Entre ellas, algunas nuevas y de interés que están saliendo a la palestra desafiando la crisis y la saturación en los mercados que muchos denuncian. Son clara consecuencia de un proceso de modernización iniciado por Agapito Rico en el paso de los ochenta a los noventa y que va teniendo eco en los consumidores, aunque más en el exterior, que acapara más del 80 por ciento de las ventas en la mayor parte de las bodegas, que en el mercado doméstico.

Concurso de calidad en Yecla

En ese proceso seguramente ha influido, o al menos ha sido testigo y plataforma de exposición de la nueva realidad de sus bodegas, el Certamen de Calidad de Vinos de la DO Jumillla, que este año alcanzó su decimoquinta edición y del que dimos cuenta en este mismo medio hace unas semanas. Es indudable la doble función de estos concursos, de gran eficacia cuando son serios y están bien organizados. Por un lado, dan a conocer los buenos vinos de la zona, sobre todo las marcas nuevas ya que las consolidadas no se arriesgan a quedar en segunda posición. Por otro, son un estímulo para el conjunto de las bodegas, que pueden constatar en las barbas del vecino los buenos resultados de la mejora de la calidad.

Tal vez por esa misma razón, la emulación de las buenas cosas del vecindario, las otras dos denominaciones de origen murcianas, Bullas y Yecla, pusieron el año pasado en marchas sus propios concursos de calidad de vinos. Sumando otro veterano, los Premios de la Cofradía del Vino Reino de la Monastrell, son cuatro las competiciones de esa naturaleza que se celebran en el entorno del Altiplano Levantino. VadeVino Editorial, propietaria de esta página y editora de la revista PlanetaVino y de la Guía Proensa, recibió el encargo del Consejo Regulador de la DO Yecla, de dirigir la segunda edición del concurso y convocar a la mitad del jurado, integrada por prensa especializada.

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El alto nivel de exigencia es el elemento con el que el órgano rector de la DO Yecla quiere diferenciar su Certamen San Isidro Selección Vinos DO Yecla, un nombre que ya empieza a ser sustituido por el más sencillo de Premios San Isidro, en referencia a la fecha en la que tiene lugar, el 15 de mayo, festividad de San Isidro, patrón de Yecla. Esa premisa se aplica en todos los parámetros del concurso, desde la toma de muestras, que son retiradas en las bodegas por los técnicos del Consejo Regulador, en partidas ya embotelladas y listas para su expedición, hasta el momento mismo de la entrega de premios, realizada en un restaurante de la localidad apenas dos horas después de finalizada la cata.

El consejo Regulador de la DO Yecla no ha obtenido aún el reconocimiento oficial solicitado, que ha de ser tramitado por la Consejería de Agricultura y Agua de la Región de Murcia y concedido por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, pero cumple sobradamente todos los requisitos para ello. La recogida de muestras garantiza que los vinos presentados responden a lo que está en el mercado, e anonimato de las muestras es total, incluso después de celebrada la cata, se califica con la ficha de cata oficial de la Oficina Internacional de la Viña y del Vino (OIV) para concursos internacionales y los criterios de calificación para otorgar los premios son incluso algo más restrictivos que los marcados por ese organismo interestatal para los concursos que avala.

En el jurado no hubo catadores de la zona ni relacionados con bodegas de Yecla. El encargo fue desarrollado por diez expertos, cinco de la Región de Murcia y cinco representantes de la prensa especializada. La sección regional estuvo integrada por Marta Cano, sumiller, Fernando Riquelme, presidente de la Cofradía del Vino Reino de la Monastrell, Pedro Martínez, sumiller y copropietario de la bodega Molino y Lagares de Bullas, José Ignacio Martínez, jefe del Laboratorio Agrario Regional de Murcia, y Juan Luis García, presidente de la Asociación de Sumilleres de Murcia. Los forasteros fueron Miguel Ángel Rincon, de madridfusión.com, José Luis Casado, de Todovino, Enrique Calduch, del diario Expansión y director del concurso de Jumilla, Fernando Gurucharri, presidente de la Unión Española de Catadores, y Andrés Prioensa, que actuó como director del certamen mientras que Mariajesús Hernández, también de la redacción de PlanetaVino, actuó como secretaria en la mesa del Jurado.

Las bases del concurso otorgan premios en tres categorías paras cada uno de los seis tipos en los que se clasifican los vinos catados: oro para los vinos que alcanzan más de 90 puntos, plata para los de más de 80 y bronce para vinos con más de 70 puntos en la media de calificación de los diez catadores. Se concede un único premio de cada clase por tipo de vino, quedan desiertos los premios en los que no hay vinos que lleguen a esas puntuaciones mínimas y se contempla la posibilidad de compartir premio a vinos que queden en esa calificación final con una diferencia inferior a tres décimas.

Ese sistema proporcionó un triple empate en una de las categorías de vinos, algo muy raro en un jurado de diez catadores. Fue en la categoría de tintos con madera de las cosechas ’07 y ’08, en la que los vinos Heredad Candela Monastrell ’07, de Señorío de Barahonda, MMM Monastrell ’07, de Bodegas Castaño, y Valcorso Monastrell Barrica ’07, de Bodegas La Purísima, quedaron a una diferencia de dos décimas y compartieron medalla de plata; el oro quedó desierto y el bronce fue asimilado por la plata. Tambén quedaron desiertas otros tres galardones máximos y sólo se concedieron dos oros, a vinos de cosechas anteriores a ’07 y a vinos dulces.

En blancos la plata y el bronce fueron para Bodegas Castaño, por sus vinos Dominio Espinal ’08 y Castaño Macabeo-Chardonnay ’08, respectivamente. e Bodegas Castaño. La familia Castaño, gran triunfadora del certamen, acaparó también plata y bronce en el capítulo de rosados con sus vinos Dominio Espinal ’08 y Castaño Monastrell ’08, aunque el último compartió bronce con Rosado Estío ’08, de Bodegas La Purísima. La cooperativa de Yecla copó también los premios de tintos jóvenes: Valcorso Syrah ’08, mereció la plata y Valcorso Merlot ’08, el bornce.

En tintos de cosechas anteriores a ’07 el oro fue para Viña al lado de la Casa ’06, vino que elabora también la familia Castaño en colaboración con Quim Vila, de Vila Viniteca (Barcelona); la medalla de plata fue para Trapío ’06, de Bodegas La Purísima, y la medalla de bronce para Cueva de los Secos ’06, de Bodegas Castaño. El capítulo de dulces estuvo repartido entre las tres bodegas grandes de la DO Yecla: medalla de oro, Castaño Monastrell dulce ’06, de Bodegas Castaño; plata para: Enesencia ’08, de Bodegas La Purísima, y bronce para Bellum Remate ’05, de Señorío de Barahonda

Siete de las nueve bodegas embotelladoras de la DO Yecla participaron en el concurso e inscribieron nada menos que 55 vinos, una cifra sorprendente en una denominación de origen como Yecla, de pequeño tamaño (es la única integradas por un único municipio), con pocas bodegas embotelladoras y en la que la comercialización de vino embotellado es relativamente reciente, aunque, por lo que se ha comprobado, ha adquirido notable fuerza. Un impulso que se explica por la colaboración de las bodegas locales con entidades de fuera de la zona y por la adopción de criterios actuales de calidad y de estilo de los vinos. Con esos argumentos el Consejo Regulador ha manifestado su objetivo de situar a la DO Yecla en la senda de los nombres sonoros del vino de calidad.

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Cata Grandes Vinos de Murcia 2009

Con ese mismo objetivo, la Consejería de Agricultura y Agua de la Región de Murcia instituyó la cata profesional Grandes Vinos de Murcia, cuya tercera edición tuvo lugar en la capital murciana el 18 de mayo, dos días después del concurso de Yecla. La organización de la cata, en un formato similar a Grandes de La Rioja, que conduce el equipo de VadeVino Editorial desde su primera edición en 2000, corre a cargo de la Unión Española de Catadores (UEC), si bien la dirección y convocatoria es también responsabilidad de nuestra casa.

Grandes Vinos de Murcia está dirigida a prensa especializada, hostelería, distribuidores y tiendas especializadas, en su mayoría de España aunque con alguna presencia internacional, y pretende ser un escaparate fiel de la realidad de los vinos de la Región de Murcia. Tras una selección previa, se cata medio centenar largo de vinos de Bullas, Jumilla y Yecla en un programa que se completa con visitas a las tres denominaciones de origen murcianas. En estos periplos, desarrollados en la tarde del 18 de mayo y el martes 19, se visitaron cuatro destacadas bodegas de la región, Molino y Lagares de Bullas; la bodega de los emergentes Lavia, Bodegas La Purísima, la influyente cooperativas de Yecla; José María Martínez Verdú, una de los nuevos proyectos familiares de la DO Jumilla, y Bodegas Juan Gil, pura vanguardia del vino de Jumilla y de todo el Levante español.

Como viene ocurriendo en las dos ediciones anteriores, la cata es un recorrido a ratos espectacular por una sorprendente gama de vinos modernos y de alta calidad, junto a otros de corte más comercial, tanto desde el punto de vista del mercado doméstico como de los mercados internacionales, y algunos ceñidos a un clasicismo superado. El balance final es muy positivo, arrastrado por un puñado de vinos de excelente nivel.

En la DO Bullas, después de muchos años de dominio de unas cooperativas que en algún caso, como Bodegas del Rosario, han mostrado un dinamismo inusual, están surgiendo una serie de pequeñas bodegas de interés. Algunas de ellas son reedición de viejos negocios vinícolas que cayeron en el anonimato de los graneles o que incluso cesaron en su actividad. Otras, en cambio, son de nuevo cuño.

A la espera de la resurrección de Carrascalejo, que se “vendió” en algún momento como la Vega-Sicilia murciana, cabe destacar el trabajo de Molino y Lagares de Bullas, pequeña y coqueta bodega impulsada por el sumiller y juvenil empresario de hostelería Pedro Martínez, copropietario del clásico Pura Cepa y el revolucionario Temporáneo, ambos en la capital murciana. Con sólo dos cosechas en la calle, ha situado a Lavia+, un tinto moderno, de elegante frescura y potencia, en el podium de los mejores vinos de la región. La segunda marca, Lavia (sin +), es una de las opciones más sugestivas en la gama de vinos accesibles y de corte cosmopolita. Además, apunta buen estilo el nuevo 3000 Años ’06, de Bodegas del Rosario, que explora en el estilo mediterráneo de madurez y frescura pero ha de domar la madera.

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En Yecla, otra cooperativa, Bodegas La Purísima, junto a otras pequeñas bodegas, buscan acompañar a Bodegas Castaño en su dominio de años en las guías de vinos y en la prensa especializada. La familia Castaño no se duerme y se vio sobre todo en Casa Cisca ’06, tal vez la mejor cosecha de esta marca, que celebra en la cumbre su posible integración en la DO Yecla, una vez salvados los obstáculos burocráticos y la oposición e una parte de su red comercial, que se siente cómoda vendiendo la marca como vino de mesa.

Una de las novedades destacadas del conjunto de la cata fue IV Expresión ’06, de Bodegas La Purísima, tinto mediterráneo potente pero nada rudo, goloso y de marcada fruta madura. En la misma línea de modernidad, aunque más fluido, gustó mucho el tinto Kyatos ’05, de otra nueva casa, Bodegas y Viñedos Evine. Son buena muestra de una nueva etapa en la DO Yecla.

Jumilla, que es la mayor de las tres en producción y número de bodegas y también la más avanzada en su evolución, lleva el peso mayor de la cata. 33 de los 51 vinos que participaron en Grandes Vinos de Murcia 2009 eran de esa zona. Estuvieron todas las estrellas de la zona: Bodegas El Nido, Bodegas Juan Gil, Casa de la Ermita, Propiedad Vitícola Casa Castillo y Bodegas Carchelo, que participaba por vez primera, ahora con nuevo nombre y cambio en la dirección de la firma tras la marcha de su fundador, Agapito Rico.

Entre los destacados, estuvieron, como era de esperar, Juan Gil 12 meses ’06, Clío ’07 y El Nido ’07, aunque éste último tal vez no llegue a salir al mercado por su escasa producción (apenas 1.500 botellas). Con ellos, los vinos de Casa Castillo, Las Gravas ’05, un Pie Franco ’05 que despliegas sus cualidades tras una oxigenación y un Valtosca ’07 que responde con una gran finura a la fama que cosechó en cosechas anteriores. Caben sumar vinos de Finca Luzón, como Alma de Luzón ’04, o el buen Casa de la Ermita ’06 crianza. Y, por supuesto, con aura casi de novedad, el regreso de los tintos de Bodegas Carchelo, encabezados por un gran Altico ’07, en la línea moderna y cosmopolita que dio fama a la bodega pionera del nuevo jumilla.