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Fernando Guruxharri y Andrés Proensa, en actitud cómplice ya en 1999.

Madrid, 13 de julio de 2012. Andrés Proensa.- Por si alguien albergaba dudas
o esperanzas, Fernando Gurucharri arrasó en las elecciones a la presidencia de la
junta directiva de la Unión Española de catadores celebradas ayer. El esclarecedor
resultado, con algo más del ochenta por ciento de los votos a favor de la
candidatura de Gurucharri, despeja todo tipo de dudas y deja en evidencia la falta
de ideas por parte de los aspirantes a dirigir la UEC. La candidatura alternativa
obtuvo menos del 18 por ciento y hubo algo más del uno por ciento de votos en
blanco o nulos.

Las elecciones se desarrollaron simultáneamente a la asamblea general de socios
en la que los aspirantes, reforzados por alguna vieja gloria reaparecida tras años
de eclipse, escenificaron las insidias vertidas a lo largo de una fea y desagradable
campaña iniciada hace algún tiempo e intensificada en el último mes, cuando
se desveló la incógnita de la candidatura alternativa, presentada pocos minutos
antes de que se cerrara el plazo para ello. El único objetivo parecía ser desplazar a
Gurucharri de la dirección de la asociación para colocar a José Luis González. Para
ello, se trató de descalificar al actual presidente y, con él, a todo el que está o ha
estado en la junta directiva de la asociación. Con algunos matices chuscos y algunas
excepciones.

Los resultados de esa opción han rozado el ridículo en unas elecciones que han
contado con una participación cercana al 25 por ciento de los socios, dato insólito
por lo elevado en una entidad de ese tipo, sobre todo si se tiene en cuenta que su
ámbito es nacional, aunque tenga la sede y buena parte de sus socios en Madrid.

Fernando Gurucharri es presidente de la UEC desde 2002, tras la dimisión, forzada
por su trabajo como director técnico de Vinoselección, de José Luis González. Diez
años más tarde, una vez comprobado que no le iba a ser entregado graciosamente
un puesto que parece considerar en propiedad, González reunió una candidatura
que tituló con la divisa “renovación y transparencia”, encabezada por él mismo,
que ya fue presidente de la UEC, promovida en colaboración con Juan Manuel
Ibáñez, que fue vicepresidente económico, e integrada por algún otro ex miembro
de la junta directiva, como Francisco del Castillo, en la que destaca la presencia de
bastantes nombres relacionados de una manera u otra con Vinoselección (los dos
primeros citados, aunque desde hace poco ya no forman parte de esa empresa, dos
más como vocales y otros dos como vocales suplentes) y figuras de la trayectoria
del sumiller Custodio Zamarra.

El planteamiento de la alternativa se sustentó en ese mensaje, en alguna que otra
insidia, en falacias y en tentativas de cambiar lealtades, pero en muy pocas ideas
o proyectos concretos para dirigir la asociación. Todo ello difundido durante
semanas y escenificado en una asamblea general en la que se comprobó el daño
que hacen ciertos programas de televisión: en lugar de dar argumentos sólidos,
se habla más alto, se profieren insultos y palabras malsonantes y se impide que
hable el contrario para terminar con la gran hipocresía: se hacen votos de amistad
duradera mientras se lanzan los cuchillos.

Candidatos en positivo

Gurucharri no quiso entrar en la faceta más sucia de la contienda y ni siquiera
incidió en los avances de los últimos diez años. Optó por defender su gestión en la

asamblea y por ofrecer a los socios ideas de futuro. Lidera una propuesta de cierta
continuidad, con proyectos nuevos, como el concurso Albariños al Mundo o la
recuperación del carácter anual de Bacchus, el concurso internacional organizado
bajo los auspicios de la OIV, la apertura de vías de participación más activas para
los socios, la ampliación ya iniciada del campo de actuación de la UEC a segmentos
ajenos al mundo del vino o la vocación de favorecer la difusión de la cultura del
vino a través de acuerdos con universidades y entidades públicas y privadas.

Enfrente, la insidia, como cuando se difundió para reclutar voluntades que
Fernando Gurucharri estaba cansado y dejaba la UEC. Luego se dio paso a la
injuria, pero antes hubo un intento, con resultados tan desastrosos como todo lo
demás, de incorporar lealtades: al menos dos de los integrantes de la candidatura
de Gurucharri fueron “tocados” para que se unieran a la de González.

El principal argumento manejado ha tenido que ver con la gestión económica.
Desde la candidatura contrincante se difundió, en expresión si no literal sí muy
aproximada, que era necesario “quitar de en medio a esa gente porque se lo están
llevando crudo”. Tras poder analizar a su gusto las cuentas de la asociación, el
mensaje se modificó ligeramente y el calificativo mejoró algo: de chorizos a malos
gestores. Las sombras de la duda se mantenían y se aplicaban en su difusión,
aunque fuera a través de marionetas a las que al menor descuido se les escapan los
hilos por las comisuras. No obstante, interpelados directamente, abrían los brazos,
subían las cejas hasta el techo y aseguraban “yo jamás he dicho que estéis robando,
pero quiero ver las cuentas y lo que enseñáis en las asambleas (las cuentas
oficiales están a disposición de los socios que quieran estudiarlas en las asambleas
generales anuales) no es suficiente.” La impresión, a la vista de los resultados y
también de las opiniones recibidas, es que el efecto de tales maniobras ha sido el
contrario al deseado .

Ahora solo faltaría que pusieran en duda el proceso electoral. Hay que decir, no
obstante, que una parte significativa de la candidatura derrotada destacó in situ
la limpieza de un proceso que ha dejado en evidencia ciertos feos métodos que
parecen estar en boga en muchos ámbitos pero que no han calado entre los socios
de la UEC. De hecho, los socios neutrales presentes evidenciaron su asombro ante
el tono de una reunión que a ratos más parecía una disputa de patio de vecinos.
La candidatura vencedora está presidida por Fernando Gurucharri, enólogo y una
de las figuras destacadas a nivel nacional e internacional en el mundo de la cata de
vinos; el vicepresidente es Antonio Moscoso, ingeniero agrónomo y durante años
alto funcionario del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. Francisco Garrido
repite como tesorero y José Casal de Rey, enólogo, como secretario. Los vocales
son Manuel Redal, funcionario de la Agencia Tributaria, José Hidalgo Togores,
ingeniero agrónomo y enólogo, Pedro Ballesteros, experto catador y Master of
Wine, Ignacio de Miguel, enólogo, y el periodista que firma estas líneas. Como
suplentes, Ismael Díaz Yubero, autor de importantes libros sobre gastronomía y
vinos, y Bartolomé Sánchez, periodista.

La nueva junta directiva se propone poner manos a la obra enseguida para
materializar los objetivos propuestos en su candidatura y tratar de solventar los
problemas derivados de la situación económica general que afecta a todos.

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