LA CATA

Aspecto

Rojo cereza intenso, delgado borde rubí.

Nariz

Franco y directo, bien definido y bien conjuntado; dominan aromas de fruta en sazón, con recuerdos de frutillos de ribazo (zarzamora, grosella) y frutas rojas (picotas), matizados por notas balsámicas (monte bajo, ligero apunte de regaliz) y minerales (tierra fresca, grafito) y un discreto toque de crianza (maderas finas, piñones, especias). Buena intensidad.

Boca

Con cuerpo y consistente estructura tánica (taninos maduros, sin puntas agresivas pero con relieve), centro carnoso y con sensación de solidez, buena acidez, sabroso, expresivo en los aromas de boca, con elegante evocación de uvas bien maduras y notas de crianza, textura ligeramente grasa en la salida que prolonga el final de boca sápido, amplios aromas en el posgusto.

Evolución

Tiene consistencia y nervio como para esperar una buena evolución durante cuatro o cinco años al menos; se mantendrá después otros tantos con buenas prestaciones de consumo para ir descendiendo lentamente después.

Servicio

Temperatura: 16ºC. No es necesaria la oxigenación previa, aunque los aromas se hacen más amplios si se mantiene unos pocos minutos en la copa.

Gastronomía

Perfecto en el maridaje regional, no sólo con la trilogía de los asados castellanos (cordero, cabrito, cochinillo), sino también con otros (pata de cerdo, ternera al horno) y con los guisos (caldereta, estofados), la caza, sobre todo menor (arroz con liebre, perdiz a la toledana), o los complicados platos de casquería (hígado, callos). También es buen compañero de legumbres (pochas o judiones con caza de pluma, alubias de Ibeas o de Tolosa). En quesos, los castellanos clásicos de leche de oveja son su mejor compañía.