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Carlos Moro

Madrid, 22 de enero de 2013. AP.- La reivindicación de la marca España, la
apuesta por la internacionalización y por la innovación, los guiños a la producción
sostenible y, claro, la petición a la Administración para que apoye el impulso del
sector, fueron algunos de los vectores más destacados de la reunión celebrada hoy
en el hotel Ritz de Madrid con Carlos Moro, presidente de el grupo Matarromera.
El acto se enmarca en el ciclo Forum Europa, desayuno con debate organizado por
Nueva Economía Fórum, que contó con la presencia del ministro de Agricultura y
Media Ambiente, Miguel Arias-Cañete.



En pocas ocasiones la elección de un conferenciante puede abarcar tantos
terrenos. Carlos Moro tiene una amplia biografía que incluye puestos de
responsabilidad en la Administración antes de su inmersión en el mundo
empresarial al frente del grupo Matarromera. En esa iniciativa privada ha
explorado todos los terrenos, desde los vinos con marchamo de calidad, hasta
los desalcoholizados pasando por el turismo enológico o la cosmética a partir de
productos vitivinícola, y con un destacado papel en los ámbitos de investigación e
innovación.



Desde esa privilegiada tribuna, realizó una brillante exposición en la que recorrió
los problemas a los que se enfrenta el vino español. Destacó la importancia del
sector del vino en la economía, en el empleo y en la exportación para realizar una
encendida defensa de la marca España no exenta de críticas: la falta de estrategia
y estructura exportadora de las bodegas españolas, la falta de unidad de acción
tanto a nivel privado como público (habló de la fragmentación regional a la que
responsabilizó de iniciativas que calificó de poco eficaces y muy costosas) y la
necesidad de contar con un respaldo decidido de la Administración a favor de la
internacionalización de las industrias vinícolas.


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Miguel Arias Cañete

Carlos Moro sostuvo que “España tiene los mejores vinos del mundo, pero esa
calidad no se corresponde con la imagen que tiene de vinos baratos y de calidad
aceptable”. Destacó como factor decisivo de fortaleza “el territorio, que por fortuna
lo tenemos bien cuidado” para a continuación destacar la sostenibilidad como
elemento decisivo no sólo para la calidad de los vinos sino también para el fomento
del turismo enológico. También realizó una encendida defensa de las políticas
de I+D+i, que según afirmó “no es una opción, es una necesidad y es parte de la
solución para el futuro.



Ideas generales bastante conocidas y repetidamente expuestas en diferentes
foros, que estuvieron plagadas de referencias a la Administración, bien para que
limpie el camino de las trabas arancelarias que, según expuso, hacen que el vino
europeo luche en determinados mercados con desventaja frente a los vinos del
Nuevo Mundo, bien para que directamente apoye iniciativas de investigación o de
expansión comercial.



Buena exposición de los problemas pero pocas ideas, o ninguna, para mostrar
el camino a seguir, seguramente porque de haber alguna pócima mágica ya la
guardaría para sí. Y mucha música celestial al mencionar las iniciativas de la
Administración, que la proximidad de un ministro siempre impone, y más si tiene
el con el timbre de voz de Arias-Cañete, al tocar temas como la liberalización (esa
doble moral cuando se defienden derechos de plantación al mismo tiempo que
se pide libertad de acción) o al exponer el concepto de ‘responsabilidad social

empresarial’.



Las trompetas de los querubines se pusieron casi al rojo vivo en el turno de
preguntas, con gloriosa intervención de Rafael Ansón que reclamó mayor
presencia del vino junto a los cocineros estrella en el buen momento de la
gastronomía hispana y afirmó que los cocineros están dispuestos a colaborar. Justo
cuando se celebra Madrid Fusión, donde el vino (como los otros productos que
conforma la miniferia que acompaña al congreso) tiene un papel tan secundario
como el bocadillo del recreo de los niños pero tan importante a la hora de financiar
la cosa.



Es de esperar que la exposición de los problemas sea el primer paso para
solucionarlos, aunque muchos parecen pensar como Einstein cuando afirmó que
“el planteamiento de un problema es más importante que su solución”.