La vid es uno de los cultivos más antiguos sobre la Tierra. Se remonta a finales del Mioceno (período Terciario), hace unos 26 millones de años, aunque no es hasta finales del Plioceno, hace dos millones de años, cuando aparece la Vitis viniferae silvestris, precursora de las actuales viñas que fue capaz de sobrevivir a las glaciaciones del Cuaternario.

 

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Puede decirse que, desde que el mundo es mundo, la vid ha estado presente sobre la Tierra. Prueba de ello es el descubrimiento de una hoja fósil de una ampelídea en una región de la actual Francia, datada en más de 60 millones de años, y que constituye el testimonio más antiguo del género Vitis. Salvando este dato, y generalizando, las primeras vides aparecen en Europa hace unos 26 millones de años poblando las zonas más cálidas de los bosques templados del Macizo Central. Más adelante, hace dos millones de años, surge la Vitis viniferae silvestris, de la que queda reducida su extensión, tras las glaciaciones del Cuaternario, a las riberas del Mediterráneo, el sur del mar Caspio y el denominado refugio Póntico, en la parte oriental del mar Negro, sobre lo que hoy día es Georgia.

Desde aquellos tiempos remotos hasta la cercanía del origen del vino, hace entre 6.000 y 10.000 años, las especies viajaron y proliferaron. Las procedentes del mar Caspio (no olvidemos que al sur se encuentra la Mesopotamia, donde se sitúa la aparición del vino), llamadas Proles Orientalis, siguieron la ruta hacia occidente, juntándose con las Proles Póntica del mar Negro. Ambas, a su vez, se mezclaron con las Proles Occidentalis asentadas en las orillas del Mediterráneo (el Levante español, norte de África, sur de Francia, Italia y Grecia), que realizaron justo el viaje inverso, de oeste a este. Y para completar el cóctel, se incorporan las vitis silvestris de Europa del norte. De toda esta amalgama de cruces, algunos fortuitos y otros provocados por la acción del hombre, es como surge la Vitis vinífera, origen de las actuales variedades de uva.

Las Proles Orientalis presentaban racimos con uvas de gran tamaño y hollejo tierno, siendo claras precursoras de las actuales variedades de uvas de mesa, mientras que las proles Póntica y Occidentalis tenían uvas más pequeñas, con hollejo duro y racimos más compactos, idóneas para la vinificación. Cuando se incorporan las variedades silvestres de Europa del norte, aparecen las viníferas con uvas más pequeñas y mayor cantidad de antocianos, las predecesoras de las actuales variedades tintas tales como la Cabernet Franc, el Merlot o el Tempranillo. También conviene saber que los frutos de las Vitis silvestris eran siempre tintos, por lo que las variedades blancas proceden de mutaciones de albinismo que les hacen perder el pigmento coloreado.

Las teorías más aceptadas hasta ahora sobre la expansión de la Vitis silvestris , ya domesticada y cultivada por el hombre, coincide con las migraciones de los pueblos indoeuropeos hacia el sur y el oeste, Oriente Medio, Egipto y Grecia, y más tarde hacia el Mediterráneo occidental llevadas por fenicios, griegos y romanos en sus actividades comerciales y de conquista. Ahora bien, cada vez más toma relevancia la teoría denominada indigenista según la cual en las zonas colonizadas por estos pueblos indoeuropeos ya existían viñedos antes de su llegada.

También el efecto de la filoxera, que asoló los viñedos europeos en el último cuarto del siglo XIX, tuvo una importante incidencia sobre las variedades actuales. Como consecuencia de la plaga, la inmensa mayoría de las vides actuales que se cultivan en Europa, son híbridos entre especies americanas (V. riparia, V. rupestris y V. berlandieri), que eran inmunes al parásito, con la Vitis vinífera euro-asiática.

Con el paso del tiempo, cada región ha ido implantando las variedades que mejor se adaptaban a sus características geoclimáticas, a sus suelos, a los gustos de sus habitantes y el hombre ha sumado su aportación a través de selección, cruces e hibridaciones. De esta forma se ha llegado a las más de 5.000 variedades de uva catalogadas en la actualidad.

Publicado en junio de 2016

en el monográfico de PlanetAVino

100 cosas que hay que saber para entender el vino actual