En el último tramo del siglo XX la mayor parte de las zonas vinícolas españolas experimentó la invasión de nuevas variedades de uva. Aunque también hubo alguna española, como Tempranillo o Verdejo, la mayor parte eran cepas francesas de prestigio.
A partir de los años ochenta del siglo pasado, se consolidaron como habituales expresiones como “variedades mejorantes” o “reconversión del viñedo”. Con frecuencia convergían en un planteamiento único: la modernización o reconversión del viñedo en la que intervenían aspectos como el riego por goteo pero sobre todo la introducción de variedades de uva nuevas en el entorno.
Se trataba de introducir tipos de uva que aportaran los factores de calidad de los que, al menos en teoría, carecían las cepas locales. Las teóricas malas prestaciones de variedades como Monastrell, Garnacha o, Bobal o Cariñena, entre otras, se debería ver compensada por la aportación de otras, en especial las más prestigiosas uvas francesas, que triunfaban también en el Nuevo Mundo vinícola, es decir, en productores como California o Australia, que eran los que más contaban en esa época.
Había un componente vitícola y enológico, pero también una importante faceta comercial. Los tintos de Cabernet Sauvignon o Merlot y los blancos de Chardonnay triunfaban en el mundo, favorecidos por la crítica vinícola anglosajona, en especial la norteamericana, que comenzaba a tomar el puesto de la británica en cuanto a influencia, y también por otros factores, como la serie de televisión Falcon Crest, que impulsó los cabernet y chardonnay en un proceso que más tarde se reproduciría con Pinot Noir gracias a Entre copas, una película por lo demás sin grandes méritos cinematográficos.
Era la fiebre de las variedades foráneas, que convirtieron a zonas como Penedés, Somontano o Costers del Segre en un auténtico catálogo de variedades, en ocasiones sin gran trascendencia, con vinos de perfiles casi idénticos, caso de los tintos de Cabernet con inconfundible olor a pimiento verde o de varietales blancos que no se distinguían entre sí.
La invasión más llamativa se produjo en esos años, pero muchas de ellas ya estaban en España y algunas casi con fecha de adopción. El Cabernet Sauvignon entró por Rioja en el siglo XIX de la mano del marqués de Riscal, tal vez con un antecedente en el XVIII, tras el viaje de Manuel Quintano, enviado a Francia por la Diputación de Álava para aprender las técnicas de elaboración bordelesas. Pocos años después se plantaría también, junto con Malbec y otras, en las fincas de Vega Sicilia, a orillas del Duero.
La Chardonnay, por su parte, a parece en los archivos de la familia Raventós, la del creador del cava, a principios del siglo XX. El Penedés sería una de las vías de entrada de uvas internacionales a partir de la llegada de Jean León, que en 1963 plantó Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Chardonnay y otras al poner en marcha su bodega, y de Miguel Torres muy poco después. En los setenta la familia Magaña llevó las cepas francesas a Navarra y a partir de los ochenta el marqués de Griñón introdujo en Castilla-La Mancha la Cabernet Sauvignon que le había enamorado en California. Después sería pionero en otras, como Syrah o Petit Verdot (el primer varietal del mundo) o de la hispana Graciano, traída al valle del Tajo desde las orillas del Ebro.
El resultado han sido algunos vinos brillantes y muchos grandes fiascos, además de un movimiento en contra que pone de relieve la mala adaptación de muchas de esas uvas a entornos que les son ajenos.
En las estadísticas del Ministerio de Agricultura, a fecha 31 de julio de 2014, aparecen registradas 19 variedades de uva extranjeras cultivadas en España. Hay ausencias notorias, como la portuguesa Touriga Nacional o la francesa Chenin Blanc, que probablemente están incluidas en el capítulo “Resto” por ser uvas experimentales o de muy escasa presencia. Esas uvas invasoras ocupan algo más de 70.000 hectáreas, alrededor del siete por ciento del viñedo español.
Publicado en junio de 2016
en el monográfico de PlanetAVino
100 cosas que hay que saber para entender el vino actual
Cuadro
Variedades extranjeras registradas
Variedad Superficie (ha)
Cabernet Sauvignon |
20.735,20 |
Syrah |
20.405,30 |
Merlot |
12.920,40 |
Chardonnay |
7.499,00 |
Sauvignon Blanc |
4.731,40 |
Petit Verdot |
1.865,00 |
Pinot Noir |
1.044,50 |
Cabernet Franc |
719,50 |
Gewürztraminer |
407,50 |
Viognier |
211,40 |
Riesling |
188,30 |
Malbec |
107,70 |
Petit Corbu |
101,50 |
Folle Blanche |
32,20 |
Colombard |
13,40 |
Gros Maseng |
12,00 |
Ruby Cabernet |
11,90 |
Petit Manseng |
2,60 |
Marselan |
2,50 |
Total |
71.011,30 |
Superficie total de viñedo en España: 958.777,4 hectáreas.
Fuente: Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Estadísticas campaña 2013-2014 a 31 de julio de 2014.
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