Como esos grandes actores secundarios, la uva bordelesa Merlot no tuvo el protagonismo de su paisana Cabernet Sauvignon ni de la blanca Chardonnay. Sin embargo, pasados ya los momentos estelares de esas variedades de uva, ha dejado un poso muy importante. Merecedor de varios premios Óscar.

El cedazo del paso del tiempo ha ido aclarando el panorama y, al remitir la oleada de cabernets y merlots que parecía arrasar con todo, han quedado sólo las piedras más valiosas, auténticas pepitas de oro de los vinos tintos españoles. Hoy lo que se lleva en las bodegas más enteradas es la recuperación de las variedades autóctonas, con o sin el refuerzo de las famosas uvas francesas. Entre las foráneas la nueva estrella emergente es la Syrah (Shiraz según la grafía utilizada en el Nuevo Mundo vinícola), a la que se atribuye una mejor adaptación a las luminosas y cálidas comarcas vinícolas españolas.

En un tiempo no muy lejano, en los años ochenta y la primera mitad de los noventa, la “importación” de las famosas variedades bordelesas parecía inevitables si se quería elaborar tinto con vocación de larga vida. Las uvas Garnacha, Monastrell, Cariñena, Bobal y otras de menor implantación que pueblan buena parte de las comarcas españolas tenían fama de ser poco aptas para la elaboración de vinos de crianza. Sólo la Tempranillo se salvaba de esa fama de ser incapaces de producir vinos de larga vida. Y no siempre.

Luego se vería que no era un problema de variedades, sino de elaboraciones. El cultivo adecuado, las vendimias cuidadosas (que evitan que haya oxidación ya en el mosto, como ocurría con los viejos sistemas), las elaboraciones modernas y las crianzas menos rutinarias demostraron que, solas o en compañía de otras, las variedades autóctonas pueden dar lugar a vinos estructurados y con buena aptitud para la crianza. Los resultados son palpables en los nuevos vinos de Cataluña o de Murcia, de Valencia, de Baleares o de Aragón, en los que se reivindica con éxito la personalidad de sus variedades de uva de toda la vida.

Sin embargo, mientras se producía ese descubrimiento, que está tocando incluso a zonas sustentadas en cepas foráneas, como el Somontano, las más famosas uvas francesas se implantaron prácticamente en todas las regiones vinícolas españolas. A partir de los años ochenta se ensayaron principalmente las bordelesas Cabernet Sauvignon y Merlot, la borgoñesa Pinot Noir y, en menor medida, la Cabernet Franc del valle del Loira. De Syrah, considerada tan mediterránea como las autóctonas, ni se hablaba, lo mismo que de Petit Verdot, la tercera pata de muchos vinos de Burdeos.

La época de los vinos-piedra
La auténtica protagonista de esa invasión fue la Cabernet Sauvignon, que aportaba lo que se buscaba: taninos muy poderosos, color bastante estable y energía para durar. El precio a pagar era alto: vinos duros, tánicos y vegetales, auténticos vinos-piedra a los que se atribuía como característico un recuerdo de pimiento verde que no era otra cosa que producto de la mala adaptación de esa variedad a los terrenos, la elevada producción que se puede obtener gracias al riego del viñedo y, sobre todo, a la mala maduración del fruto.

Esos defectos se extendían también a la Merlot, que se había colado un tanto de rondón, por ser junto a Cabernet una de las protagonistas de los vinos de Burdeos. Hubo casos en los que no se distinguían los vinos de una variedad y de otra, dominados por esos verdores. El gran problema es que esos caracteres vegetales marcan a un vino aunque esas variedades intervengan en proporciones minoritarias. Los pimientos y las aristas ásperas vegetales dominaron durante un tiempo a las características de Garnacha, Monastrell y hasta de la propia Tempranillo.

La reacción llegó cuando los elaboradores más vanguardistas devolvieron al viñedo el protagonismo que nunca debió perder. Se revindicó la madurez completa del fruto, la de los taninos y antocianos, la de las pepitas y hollejos y no únicamente la madurez alcohólica, que era la que primaba hasta entonces. Era la única forma de producir vinos amables, que hicieran olvidar los rigores tánicos que se llevaban y que prometían una larga vida para unos vinos que, al final, nadie guardaba el tiempo considerado necesario para que se domaran sus brusquedades.

Tintos amables y elegantes
Cuando se dejó que el fruto madurara convenientemente es cuando se descubrió el auténtico potencial de esos magníficos tipos de uva. Para entonces, finales de los noventa, los vinos del Mediterráneo ya habían desvelado las virtudes de algunas de las variedades de toda la vida y la Cabernet Sauvignon y su compañera Merlot habían perdido parte de su protagonismo.

Y eso ocurría, curiosamente, cuando se elaboraban los mejores vinos de esas cepas. Era cuando un tratamiento adecuado descubría el auténtico potencial de la uva Cabernet Sauvignon y, sobre todo, de Merlot, tal vez la que mejor responde a las demandas actuales de vinos más amables y elegantes y menos pétreos. Es en el terreno de la uva Merlot donde el retroceso de esa oleada de vinos afrancesados ha dejado ejemplos más destacados.

Mientras los cabernet mantienen en parte su tirón comercial, trasladado a ciertos segmentos del mercado, los vinos de Merlot son más valorados por un consumidor más adiestrado. Se cotiza la elegancia y la uva Merlot la proporciona en las zonas donde se ha adaptado bien. Es una variedad un tanto caprichosa, sobre todo con los suelos, y es muy importante seleccionar bien aspectos técnicos, como el clon o los portaingertos. Con todo, hay zonas que parecen especialmente aptas.

En España la uva Merlot fue ensayada hace más de un siglo en los viñedos riojanos de los pioneros marqueses de Riscal y de Murrieta, los primeros que buscaron imitar el sistema francés de elaboración y crianza de los vinos; finalmente optarían por emplear la Cabernet, que aún permanece en las viñas de Marqué sd eRiscal y abandonaron la Merlot y otras. Más adelante, sería implantada en la Ribera del Duero e interviene de forma minoritaria (otra vez su papel de segunda fila) en el coupage de los Vega Sicilia.

Las vías de entrada más trascendentales fueron Penedés, donde la trajo Jean León hacia 1963, y Navarra, donde fue introducida por los hermanos Magaña en los últimos años sesenta. La gran eclosión se produciría en los años ochenta; alcanzó uinapresencia de cierto relieve en zonas como Costers del Segre o Somontano y se cultivó en otras muchas. En la actualidad está autorizada en nada menos que 29 denominaciones de origen españolas.

Merlot: elegante bordelesa

La uva Merlot forma con Cabernet Sauvignon y Petit Verdot la trilogía varietal sobre la que se sustentan los vinos de Burdeos. Parece ser originaria del Mèdoc, pero su ámbito territoral más importante está en Pomerol y Saint-Emilión, donde es mayoritaria en el copugae de los vinos. El Château Petrus, prácticamente monovarietal, es el vino cumbre de la cepa Merlot. Según recoge José Peñín en su libro Cepas del Mundo, la palabra Merlot significa mirlo en el dialecto bordelés. Recibiría su nombre bien del color negro azulado de los mirlos, similar al de la piel de la uva en su madurez; bien del hecho de coincidir esa madurez con la presencia en la región de grandes bandadas de mirlos, que se alimentan con verdadera afición de las bayas de Merlot.

El reconocimiento universal de las virtudes de los vinos bordeleses fue el vehículo para la expansión de sus principales variedades de uva. La Merlot viajó como variedad complementaria de la Cabernet Sauvignon, para aportar matices aromáticos y matizar los duros taninos de la cepas más cotizada. Sin embargo, no siempre se adaptó a las condiciones en las que su compañera sí era capaz de medrar. Es el caso de California, donde no es una uva muy apreciada, o Sudáfrica. Ha elegido rincones más frescos para alojarse, como el caso de la zona nororiental de Italia, las regiones de Friuli y Véneto, donde abunda desde hace más de un siglo y los italianos dicen que es el segundo hogar de la uva Merlot. El estado norteamericano de Oregón y algunas zonas españolas ofrecen los merlot de más alto nivel fuera de Burdeos, superiores a los ligeros italianos.

La variedad Merlot produce vinos de intenso y estable color, de tonalidades violáceas más vivas que las de los cabernet. Sus aromas característicos recuerdan a las frutas rojas maduras, a los pequeños frutos negros silvestres (cassis, endrina), a ciertos matices minerales (brea, carbón de turba) y, en los más complejos y elegantes, destaca un recuerdo de violetas. En la boca son vinos carnosos, firmes, vigorosos y de marcada frescura, con sólida estructura pero con taninos menos rudos que los de Cabernet Sauvignon.

Merlot en España

La variedad Merlot se cultiva prácticamente en toda España, incluidas algunas denominaciones de origen donde no está entre las variedades autorizadas, caso de Binissalem, Bierzo, Cariñena, Priorato o la propia Rioja. Está entre las variedades autorizadas en 29 denominaciones de origen:

Alella
Alicante
Ampurdán-Costa Brava
Bullas
Calatayud
Catalunya
Cigales
Conca de Barberá
Costers del Segre
Jumilla
La Mancha
Manchuela
Méntrida
Montsant
Navarra
Penedés
Pla de Bages
Pla i Llevant
Ribera del Duero
Ribera del Guadiana
Rueda
Sierras de Málaga
Somontano
Tarragona
Terra Alta
Utiel-Requena
Valencia
Vinos de Madrid
Yecla

Merlot españoles
Los 20 mejores

Enate Merlot-Merlot ‘00
100% Merlot. Fermentación maloláctica y 16 meses en barrica.
Enate.
D.O. Somontano.
Calificación: 19,5/20.
Confluyen elegancia y aromoniosa fuerza. Muy expresivo en la nariz, con notas de fruta bien madura y bien engarzados matices de crianza, tonos balsámicos y florales. Magnífico paso de boca, con gran equilibrio y amable solidez, aterciopelado, amplio.

Carchelo Merlot ‘97
Crianza. 100% Merlot. 30 meses en barrica.
Bodegas Agapito Rico.
D.O. Jumilla.
Calificación: 18,5/20.
Elegante carácter mediterráneo, desarrollado, pleno, con mucha categoría. Aromas complejos (brea, regaliz, monte bajo, flores secas) sobre un fondo de fruta bien madura. Estructurado y carnoso en la boca, taninos de calidad firmes pero sin puntas, expresivo.

Caus Lubis ‘97
100% Merlot. Un año en barrica.
Can Ràfols dels Caus.
D.O. Penedés.
Calificación: 18,5/20.
Trabajado por la crianza, sobre todo en la botella. Desarrollado y elegante en aromas, con delicados tonos especiados y complejos frutales (cassis, violetas); fondo de brea y trufa. Pulido en la boca, equilibrado y fresco, sabroso, redondo, expresivo y elegante.

Viñas del Vero Merlot ‘01
100% Merlot. 9 meses en barrica.
Viñas del Vero.
D.O. Somontano.
Calificación: 18,5/20.
Con fuerza y amplitud y un muy buen paso de boca. Aromas finos de uva bien madura, con notas de compotas y discretos matices especiados (canela) sobre fondos florales (lilas). Cuerpo medio-alto, con gran equilibrio, sabroso, taninos finos, amplio, largo.

Jean León Merlot ‘99
100% Merlot. Un año en barrica.
Jean León.
D.O. Penedés.
Calificación: 18/20.
Destacan sus bien definidos y potentes aromas, con un dominante frutal (madurez, pétalos de violetas, frutas rojas) matizados por finas notas especiadas (canela) y fondos lácteos y de trufa. Potente en la boca, con cuerpo y equilibrio, amplio y largo.

Monjardín Deyo ‘00
100% Merlot. Fermentación maloláctica y 8 meses en barrica.
Bodegas Castillo de Monjardín.
D.O. Navarra.
Calificación: 18/20.
Acento mediterráneo en sus intensos aromas de fruta madura; tonos tostados y de pimienta negra, fondo de carbón y café. Estructurado y poderoso en la boca, con cuerpo y solidez, taninos firmes y viva acidez, sabroso, muy expresivo en aromas, largo.

Vall del Calás ‘00
50% Merlot, 30% Garnacha, 20% Tempranillo. Un año en barrica.
Celler de Capçanes.
D.O. Montsant.
Calificación: 18/20.
Compleo y con mucha fuerza. Aromas de frutas rojas maduras y marcado carácter mineral, notas florales, balsámicas (hierbas aromáticas) y especiadas. Bien armado en cuerpo medio, con nobles taninos de fruta madura, sabroso, equilibrado, potente.

Viña Magaña ‘94
Reserva. 70% Merlot, 15% Cabernet Sauvignon, 15% otras; un año en barrica.
Bodegas Viña Magaña.
D.O. Navarra.
Calificación: 18/20.
Complejo en la nariz y potente en la boca. Bouquet de larga crianza, con notas de reducción, especias y cuero nuevo, fondos de frutas compotadas y tinta. Estructurado y potente en la boca, sólidos taninos y buena acidez, sabroso, expresivo, largo.

Atrium ‘00
100% Merlot. 6 meses en barrica.
Miguel Torres.
D.O. Penedés.
Calificación: 17,5/20.
Consistente y ala vez alegre y frutal, muy serio. Rico en sensaciones aromáticas, con dominio de fino carácter frutal sobre notas minerales y especiadas. Estructurado en la boca, vigoroso, con cierta sensación grasa, sabroso, expresivo, persistente y amplio.

Enrique Mendoza ‘99
100% Merlot. 10 meses en barrica.
Bodegas E. Mendoza.
D.O. Alicante.
Calificación: 17,5/20.
Predominan aromas muy finos de frutas rojas bien maduras, con recuerdos de grosellas, frambuesas y brea sobre un fondo especiado y de tinta. Buen equilibrio en cuerpo medio, viva acidez que aporta frescura y firmes taninos, sabroso, equilibrado, amplio.

Castillo de Monjardín ‘99
100% Merlot. 14 meses en barrica.
Bodegas Castillo de Monjardín.
D.O. Navarra.
Calificación: 16,5/20.
Aromático y con buenpaso de boca. Sugestivos aromas de frutas rojas bien maduras con un neto componente floral; fondos minerales, lácteos y de roble de calidad. De mediana constitución, con buen equilibrio en un paso de boca amable, sabroso y bastante largo.

Ochoa Merlot ‘99
Crianza. 100% Merlot. Un año en barrica.
Bodegas Ochoa.
D.O. Navarra.
Calificación: 16,5/20.
Desarrollado, civilizado, redondo. Aromas frutales y de crianza en buen equilibrio; recuerdos de frutas rojas en compota, especias (canela) y un toque de cedro. Buen equilibrio en cuerpo medio, paso bastante suave y sabroso, amplio y persistente.

Monasterio de Santa Ana Merlot ‘01
100% Merlot.
Bodegas y Viñedos Casa de la Ermita.
D.O. Jumilla.
Calificación: 16,5/20.
Da sensación de madurez, tanto en la fruta (toques de apurada maduración) como en la evolución en la botella. En la nariz destacan unos finos tonos florales (lirio) y en la boca su paso aterciopelado, equilibrio y potencia de sabores y frescura frutal en aromas.

Albet i Noya Núria ‘99
95% Merlot, 3% Petit Syrah, 2% Caladoç. 14 meses en barrica.
Albet i Noya.
D.O. Penedés.
Calificación: 16/20.
Gran frescura frutal en la nariz, con aromas de frutas rojas en sazón (picotas) y pequeños frutillos silvestres, tonos minerales (carbón de turba), tostados y especiados (pimienta negra). Potente en la boca, cuerpo medio y vivos taninos de fruta.

Martínez Bermell Merlot ‘02
Merlot. Fermentado en barrica.
Bodegas Cvcre.
D.O. Utiel-Requena.
Calificación: 16/20.
Fresco y fragante, muy atractivo. Neto carácter frutal en la nariz, apenas matizado por fondos tostados de roble nuevo, y en aromas de boca, donde se perciben finos recuerdos florales. Buen paso de boca, con ciertas puntas de juventud, equilibrado y muy fresco.

Castaño Merlot ‘01
80% Merlot, 20% Monastrell.
Bodegas Castaño.
D.O. Yecla.
Calificación: 15,5/20.
Sugestivos aromas de fruta bienmadura, con notas de confituras y de frutillos silvestres; fondos minerales y toquecito de sobremaduración. Estructurado y amplio en la boca, con noble fuerza y bastante cuerpo (carnoso), aterciopelado y muy frutal en aromas.

Castillo de Monjardín ‘01
Rosado. 100% Merlot. Fermentación y cuatro meses en barrica.
Bodegas Castillo de Monjardín.
D.O. Navarra.
Calificación: 15/20.
Un rosado singular, elaborado como un blanco pero con estructura de tinto ligero. Tiene las ventajas del rosado (frescura, carácter frutal) y del tinto (rotundidad de sabores, estructura en la boca). Equilibrado, carnoso, con notas frutales de madurez.

Raimat Merlot ‘98
85% Merlot, 15% Cabernet Sauvignon. 18 meses en barrica.
Raimat.
D.O. Costers del Segre.
Calificación: 15/20.
Marcado carácter frutal en la nariz, con recuerdos de fruta fresca y de pequeños frutos silvestres (endirnas, majuelas) sobre fondos especiados y tostados de crianza. Cuerpo medio-ligero, taninos notables y viva acidez; paso algo duro pero buenos aromas.

Carchelo Merlot ‘00
100% Merlot.
Bodegas Agapito Rico.
D.O. Jumilla.
Calificación: 14,5/20.
Aroma nítido de fruta bien madura, con recuerdos de pequeños frutos silvestres (fresas de bosque, grosellas) y una nota floral y de regaliz. Buen paso de boca, con cuerpo y conseguido equilibrio; el paso del tiempo domó algo los taninos; amplio y sabroso.

Viña Magaña Merlot ‘90
Reserva. 100% Merlot. 30 meses en barrica.
Bodegas Viña Magaña.
D.O. Navarra.
Calificación: 14/20.
Acusa la prolongada permanencia en barricas nuevas, pero no ha perdido su carácter frutal (frutas rojas en compotas), enriquecido con marcados tonos especiados (canela, clavo, nuez moscada, pimienta). Durillo en la boca, con taninos muy vivos todavía.

Fecha publicación:Marzo de 2003
Medio: Vinos y Restaurantes