Su designación oficial es Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vinos de la Tierra, seguido del nombre de la zona. Una indicación que gana adeptos día a día, bien porque los vinos no cumplen los requisitos de una denominación de origen bien porque la bodega prescinde de esa teórica superioridad.

 

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Es el segundo escalón de la pirámide del vino, una mención geográfica que se creó en España al aplicar la normativa europea y que es equivalente a las indicaciones Vin de pays en Francia, Luxemburgo y Valle de Aosta (Italia), Vinho regional en Portugal, Landwein en Alemania, o Indicazione geográfica típica en Italia, regional wine en el Reino Unido, topikós óinos en Grecia o landwijn en los Países Bajos.

En ocasiones, algunas bodegas que comparten iguales características de clima y suelo que una denominación, al no estar dentro del territorio marcado por ella, se han quedado fuera y se adscriben a una IGP de vinos de la tierra. En otras ocasiones, existen argumentos que defienden razones de libertad. Quizá las normas, por principio restrictivas, que impone un denominación de origen, como las variedades de uva, la exigencia de producir un determinado número de kilos de uva por hectárea, puedan convertirse en freno para estar dentro de una denominación. También el sector del vino evoluciona y se desarrollan nuevas tecnologías que dificultan la aplicación de esa normativa, de la que se derivan directrices a las que algunos elaboradores prefieren no someterse.

Ciertas bodegas que optan por esa vía, también afrontan el reto de defender sus vinos y demostrar su calidad exclusivamente con su marca, ya que no están amparados bajo ningún organismo que les proteja o colabore con ellos en temas de promoción, marketing o publicidad. También deben asumir tanto la venta en el mercado interior como la tarea de exportar por su cuenta y en muchos casos quedan fuera de subvenciones y ayudas oficiales.

Pero por otra parte, también tienen aspectos favorables que les permiten afrontar nuevos retos como poner en marcha cultivos innovadores o cultivar variedades de uva, incluso algunas autóctonas, que no están reconocidas por ninguna denominación de origen y con las que no podría elaborarse un vino dentro de ella.

Una de las diferencias más llamativas con respecto a una denominación de origen es que no pueden emplear indicaciones regladas de envejecimiento (crianza, reserva y gran reserva), aunque a cambio tienen a su disposición otras como vino noble o vino viejo, que en la práctica no usa apenas nadie.

 

Parecen pero no son

Los vinos de la tierra tienen apariencia de denominación de origen en cuanto a geografía porque se producen en ámbito territorial concreto, aunque sea toda una comunidad autónoma, con zonas que tienen que ver poco entre sí en cuanto a suelos o climas. Hay otras que se refieren a zonas más limitadas con rasgos más homogéneos y en ese caso la IGP vinos de la tierra se afronta como un paso previo para alcanzar la denominación de origen. La sucesivas normas han ido derribando otros aspectos que antes eran propios de los vinos con denominación de origen, como la indicación de añada o de variedades de uva, por lo que las diferencias formales son cada vez más laxas.

Las botellas las botellas que se producen bajo el amparo de la IGP vino de la tierra no están exentas de las normas de obligado cumplimiento, que en el etiqeutado incluyen hacer referencia a esta categoría en la etiqueta principal, llevar una contraetiqueta numerada, que sólo podrá expedirse en botellas de vidrio con cierre irrecuperable, y embotellarse con las capacidades reglamentariamente establecidas.

Al cierre de esta edición se contaban 43 comarcas vinícolas calificadas como IGP vinos de la tierra en doce comunidades autónomas. No se ha aplicado esa figura de protección en Asturias, Cataluña, Canarias, Madird y País Vasco, en las que sólo hay denominaciones de origen. La campeona de los vinos de la tierra es Andalucía con 16 zonas, seguida de las seis de Aragón e Islas Baleares. Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Islas Baleares, Murcia y Navarra cuentan con una indicación de vinos de la tierra que abarca la totalidad de su territorio.

La suma de denominaciones de origen e indicaciones de vinos de la tierra no completan el mapa de zonas productoras españolas. Podrían acceder a ella, entre otras, comarcas como Cebreros, que tuvo una denominación de origen provisional, en Castilla y León, Sierra de Gata, en Extremadura, o El Molar, en Madrid, aunque ésta última, situada a pocos kilómetros al norte de la capital, podría ser integrada como cuarta subzona en la DO Vinos de Madrid. Además, algunas de las grandes zonas de vinos de la tierra regionales podrían crear otras más pequeñas con vistas a nuevas denominaciones de origen.

 

Publicado en junio de 2016

en el monográfico de PlanetAVino

100 cosas que hay que saber para entender el vino actual

 

 

IGP vinos de la tierra en España

 

Andalucía

VT Altiplano de Sierra Nevada

VT Bailén

VT Cádiz

VT Córdoba

VT Cumbres del Guadalfeo

VT Desierto de Almería

VT Laderas del Genil

VT Laujar-Alpujarra

VT Los Palacios

VT Norte de Almería

VT Ribera del Andarax

VT Sierra Norte de Sevilla

VT Sierra Sur de Jaén

VT Sierras de las Estancias y los Filabres

VT Torreperogil

VT Villaviciosa de Córdoba

 

Aragón

VT Bajo Aragón

VT Ribera del Gállego-Cinco Villas

VT Ribera del Jiloca

VT Ribera del Queiles

VT Valdejalón

VT Valle del Cinca

 

Cantabria

VT Costa de Cantabria

VT Liébana

 

Castilla y León

VT Castilla y León

 

Castilla-La Mancha

VT Castilla

 

Comunidad Valenciana

Castelló

El Terrerazo

 

Extremadura

VT Extremadura

 

Galicia

Barbanza e Iria

Betanzos

Valle del Miño-Ourense

 

Islas Baleares

Formentera

Ibiza

Illes Balears

Isla de Menorca

Mallorca

Sierra de Tramuntana-Costa Nord

 

La Rioja

Valles de Sadacia

 

Navarra

3 Riberas

 

Región de Murcia

Abanilla

Campo de Cartagena

Murcia