Aunque el tiempo pasa volando y casi sin darnos cuenta se nos echa encima, pienso en esta selección a partir del nexo ‘común’ de ser productos que se me ocurre etiquetar de temporada. Y lo explico. Unos porque están elaborados con la uva que a día de hoy marca tendencia, qué decir sino de la garnacha, convertida en variedad referente y casi obligada en todo porfolio (aunque no siempre sea un acierto). Pero también traigo vinos que, sin duda, van perfectos con esta temporada primaveral-estival en la que estamos inmersos.

En el primero confluyen ambas razones. Chivite Las Fincas Rosado 2016 (9,90 €), de J. Chivite Family Estates, tiene el perfil ideal para estos meses veraniegos y en su composición manda la garnacha, que completan con un 35% de tempranillo. Es la tercera añada de este rosado que firman Julián Chivite y el cocinero vasco Juan Mari Arzak. Elaborado bajo la IGP Vino de la Tierra 3 Riberas, ha tenido una breve crianza con sus lías en depósito de inoxidable. De color rosa pálido –otra tendencia–, es fino y perfumado en nariz, donde se perciben romas de fruta roja (grosella, frambuesa), florales, herbáceos frescos y notas de pastelería. Equilibrado, sabroso, delicado, con un paso de boca frutal, fresco y vivo y final de buena persistencia con recuerdos de fruta y hierbas frescas.

probandojunio-blancosrosadosAire de Protos 2016 (7,90 €) es la novedad rosada de Bodegas Protos en la Ribera del Duero, también de color pálido pero en su caso monovarietal de tempranillo. Limpio, ligero, fino, dominado por la fruta roja, recuerdos a flores y un fondo herbáceo. Con buena acidez, la boca es afrutada y tiene un paso sedoso.

Siguiendo con el argumento asociado a la temperatura estival, hacen aparición algunos de los blancos recientemente llegados al mercado, espumoso y fino incluidos. Se trata, el primero, de AA Mirgin Opus Evolutium 2013 (25 € aprox.), un Brut Nature Gran Reserva de Alta Alella, compuesto de uvas ecológicas de pansa blanca y chardonnay, que estrena marca. Y es que MIRGIN es el nombre que, a partir de ahora, engloba la gama de cavas de la bodega barcelonesa, localizada en el Parque Natural de Serralada de Marina, en Alella. Con una crianza mínima de 36 meses, muestra un color amarillo paja con tonos dorados. Buena intensidad, aromas de fruta blanca madura, flores, tostados y finos aromas de su crianza sobre lías; punta mineral y recuerdos salinos. Seco, con carbónico bien integrado, sabroso, de marcada acidez pero equilibrado y con cierta estructura en la boca.

En cuanto al fino, es la añada 2017 de Tío Pepe en Rama (15,95 €) de las bodegas jerezanas de González Byass. Se presenta cada primavera y está inspirado en los días en que el fino se tomaba directamente de la bota, por lo que no se clarifica ni filtra, es un fino en estado puro, fruto de la crianza biológica, que procede de la selección de 60 botas de palomino. A la vista pajizo verdoso, en nariz es fragante, con gran riqueza aromática, limpio, elegante y complejo. Destacan los aromas de la crianza en flor, frutos secos (almendra) y finas levaduras. Amplia, sabrosa, ligera y untuosa la boca. Fresco, vivo, y un final con el característico toque salino de la zona.

probandojunio-finoycavaLuego, en la retahíla de blancos dominan los gallegos recién llegados de las Rías Baixas. Comenzando por el albariño más joven de Lagar da Condesa, del Grupo de Bodegas Juan Gil. Se trata de Kentia 2016 (9 € aprox.), amarillo pajizo con tonos dorados. Expresivo, en el que destaca la fruta blanca y carnosa (manzana, albaricoque), notas florales junto a ligeros recuerdos herbáceos y minerales. Fresco y equilibrado en la boca, sabroso y de cierta untuosidad, y un final en el que aparecen los aromas varietales.

Santiago Ruiz 2016 (12,95 €) es un coupage de albariño con loureiro, treixadura, godello y caíño blanco. Pertenece a la bodega del mismo nombre, con viñedos en O Rosal y considerada una de las pioneras de la DO Rías Baixas, cuyo fundador fue el primero en incorporar depósitos de acero inoxidable en los procesos de vinificación en la zona. Esta última añada tiene un color amarillo paja con tonos verdosos. Muy limpio en nariz fino, con aromas de fruta de hueso y almibarada, cítricos (pomelo) y un fondo de hierbas que resulta agradable. Luego, es amplio en boca, con buen carácter frutal, fresco y untuoso en el paso.

De la también gallega Lagar de Cervera (Grupo La Rioja Alta), los dos vinos que saca al mercado. El ‘pequeño’ es Pazo de Seoane Rosal 2016 (7 €) –su tercera cosecha–, con un 68% de albariño, 13% de caíño, 10% de treixadura y un 9% de loureiro. Dorado con tonos verdosos, en nariz se imponen las notas de fruta tropical y los aromas cítricos (pomelo) con recuerdos florales en el fondo. Buena acidez en boca, frutal y fino deje amargo. En cuanto a Lagar de Cervera 2016 (10 €), el hermano mayor, es un monovarietal de albariño que ha permanecido con sus lías hasta que se ha embotellado, lo que le aporta complejidad. Pajizo verdoso ala vista, se presenta intenso y expresivo, con aromas de fruta blanca y de hueso (melocotón), hierbas aromáticas y fondo exótico. Aromático, sabroso, equilibrado, muy fresco, untuoso y de paso frutal. Largo final, varietal, con aromas cítricos y recuerdos salinos. Una muy buena añada.

Desde la DO Navarra he seleccionado tres elaboraciones de la ecológica Aroa Bodegas (de la compañía de vinos Vintae) que responden a las razones de esta mi nueva entrega. Vinos que llegan con una imagen renovada en la que reflejan el entorno natural que rodea a la bodega y donde se ubican sus viñas, en el Valle de Yerri. Todos sus vinos provienen de 25 hectáreas de viñedo ecológico. Aroa Larrosa 2016 (7,45 €) es un rosado de garnacha con un color rubí, limpio, fresco, agradable, con aromas de frutillos rojos, notas cítricas, tropicales y toques florales. Un carácter que se extiende a las sensaciones en boca, frutal, donde la acidez se compensa con notas más golosas que contribuyen a un amable paso. Aroa Laia 2016 (8,95 €) es una garnacha blanca procedente de suelos arcillo calcáreos al igual que su versión tinta. Es un perfil de vino similar al anterior, sin pretensiones, muy limpio y donde el carácter frutal se impone sobre el resto. Amarillo dorado con tonos verdosos, en la nariz salen aromas de fruta tropical (piña) y cítricos, acidez que se hace muy patente en el paso de boca pero donde también aparecen recuerdos de fruta carnosa (melocotón). Fresco y sutil. probandojunio-garnachasElaborado con la misma variedad, el tercero es un estreno, un vendimia tardía, Aroa Berandu 2012  (22,95 €), del que han elaborado tan solo en torno a dos mil botellas. De color dorado, se presenta muy maduro en nariz, dulce, con notas de caramelo de miel y fruta desecada.  En boca mantiene una buena acidez que compensa el dulzor  e incluso se alarga hasta el postgusto, donde aparecen recuerdos de manzana y almendra amarga.

De las riojanas Bodegas Patrocinio, en Rioja Alta, pruebo dos de sus jóvenes ‘Zinio’, uno blanco y el otro un tinto de garnacha. Zinio Viura & Tempranillo blanco 2016 (6 €), con un 90% de la tradicional uva blanca y crianza en depósito con sus lías. Amarillo pajizo a la vista, se muestra fresco, limpio, con notas de fruta de hueso, flores blancas y recuerdos de hierbas aromáticas. Ligero en boca, sale fruta blanca pero destaca la acidez hasta el final. En cuanto a Zinio Garnacha 2016 (7 €), de viñedos de más de 25 años, resulta gratamente apetecible. De color púrpura, en nariz destacan los aromas de fruta roja, caramelo de fresa, a lo que sigue una boca viva, fresca, equilibrada, con taninos maduros y buen carácter frutal.

Otra garnacha que me ha parecido muy interesante, y rica, ha sido Garnatxa de Cérvoles 2015 (14,25 €), de Cérvoles Cellers, el proyecto de Tomás Cusiné en Costers del Segre. Un vino nuevo procedente de viñas de Les Garrigues (Lleida) a más de 700 metros de altitud. De color cereza granate, tiene una nariz delicada y perfumada donde se aprecian aromas de frutos rojos y negros en sazón, confitura, hierbas aromáticas junto a recuerdos especiados y tostados. La boca es amable y madura, con buen equilibrio, sabrosa, taninos finos integrados, de paso aterciopelado, frutal y de buena persistencia.

Para terminar, dos tintos riojanos en los que la garnacha no es principal pero sí fundamental para el resultado final. De la bodega familiar Martínez Alesanco, una novedad ecológica desde el valle del Alto Najerilla, obra de Pedro y Pilar –los jóvenes de la casa, miembros de la tercera generación–, de la que apenas hay dos mil botellas, Martínez Alesanco ECO 2015 (15 €). Una combinación mitad garnacha mitad tempranillo, ambos en vaso aunque la primera data de 1940 mientras la segunda sólo tiene diez años. Tras una crianza de seis meses en roble nuevo francés, presenta un color rojo apicotado con ribete violáceo. Intenso en nariz, destacan los frutos rojos, aromas especiados (vainilla), y notas tostadas procedentes de su paso por barrica. Boca con estructura, madurez, noble tanicidad y adecuada acidez que le aporta frescura.

Ah, en sintonía con el tipo de elaboración, también la etiqueta es ecológica, realizada en madera de cerezo, con impresión de tintas al agua y cápsula procedente de la caña de azúcar. ¡Ahí es nada!!

Junto a éste, en su 75 aniversario la nueva añada de Viña Ardanza, la cosecha 2008 (21 €), incluye por primera garnacha propia en el coupage. Un 20% procedente de su finca La Pedriza, en Tudelilla, para completar el tempranillo que domina la mezcla. La marca más emblemática de La Rioja Alta estrena, en tan destacado cumpleaños, el viñedo de garnacha plantado hace ahora 17 años en un especial paraje que Julio Sáenz, enólogo de la bodega, cataloga como su “pequeño Ródano”, de suelos de canto rodado y una altitud próxima a los 600 metros que les da una garnacha más fresca, menos madura.  En cuanto a la crianza, en barrica de roble americano, el tempranillo permanece 36 meses mientras la garnacha lo hace seis meses menos. Añada más frutal y moderna, con marcadas notas lácticas, fruta compotada, especias dulces y toques ahumados. Finas maderas. Equilibrado, con una boca amplia, aromática, más viva y fresca, pero con grasa y de paso cremoso. En este momento, un vino muy redondo.

Y para la próxima entrega, creo que desafiaré los calores veraniegos con una selección de tintos que ya empiezo a preparar…