Exceso o escasez de agua, temperaturas muy altas o demasiado bajas y un gran número de insectos, hongos, virus y bacterias acosan al viñedo. A pesar de su fama de dura y de dar sus mejores frutos en circunstancias adversas, la vida de la viña es una aventura bastante peligrosa.

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La vid es resistente a los accidentes meteorológicos y en general a todos los agresivos agentes externos. Sólo la persistencia de condiciones adversas, como inundaciones o temperaturas extremas, o episodios intensos de cualquiera de ellas (temperaturas por encima de 55ºC o por debajo de -15ºC en las partes enterradas; vientos muy fuertes, sobre todo en las espalderas; rayos, inundaciones torrenciales) podrían tener efectos letales.

Los ataques de organismos vivos (desde hongos y virus hasta mamíferos de gran tamaño), que están nutriendo sus filas gracias al cambio climático, tienen mayor riesgo. Hay que señalar que, en general, un accidente meteorológico normal y la mayor parte de esos ataques biológicos arruinan total o parcialmente una cosecha pero el cultivo se mantiene en producción para las siguientes, aunque en algunos casos es necesario un periodo de recuperación.

Los científicos clasifican las huestes rivales en varios grupos. El primero es el de los fenómenos fisiológicos. La mayor parte se deben a desequilibrios en los nutrientes; es el caso, entre otros, de la clorosis (muy evidente: las hojas de las plantas afectadas, casi siempre aisladas o en reducidos corros, se tiñen de un vivo color amarillo), debida a la insolubilización del hierro, causada por la cal del suelo); la tilosis (pequeños tumores que dificultan la circulación de la savia) o el pardeado (desequilibrio entre la cantidad de fruta y la superficie foliar y escasez de potasio).

La infantería de ese ejército viñicida está formada por las enfermedades criptogámicas, causadas por hongos, favorecidas por la alianza de calor y humedad. El mildiu y el oídium son las más conocidas y forman parte, junto con la filoxera, de la trilogía de plagas americanas que en la segunda mitad del siglo XIX cambiaron la fisonomía del viñedo europeo.

Pero son sólo una pequeña parte de un reparto que se clasifican en dos grandes grupos, ficomicetos y eumicetos, el segundo dividido a su vez en tres más (ascomicetos, basidiomicetos y deumicetos) y que cuenta en sus filas con varios campeones: podredumbre gris (causada por botrytis cinerea, causa de una afección traidora por beneficiosa, la podredumbre noble, que define grandes vinos, como los sauternes y los tokaj) y negra, excoriosis o yesca. Los principales antídotos son preventivos y se sustentan en la aplicación de una amplia gama de productos, entre ellos el histórico caldo bordelés (agua, cobre y cal), el azufre o, para los cultivos ecológicos, diferentes tisanas.

En esa infantería forman otros microorganismos, clasificados en cuatro grupos: levaduras, bacterias (la podredumbre ácida, que avinagra ya el zumo de la uva), fitoplasmas (con una aportación reciente, la flavescencia dorada) y virus.

Las divisiones blindadas están formadas por los insectos. La naturaleza despliega agresivos regimientos de coleópteros (gorgojos, taladro de la madera), dípteros (moscas de la fruta y del vinagre), hemípteros (filoxera), heterópteros (chinche gris), himenópteros (avispas), homópteros (pulgones), isópteros (termitas), lepidópteros (orugas, polillas), tisanópteros y ácaros que atacan frutos, hojas, sarmientos y raíces. Las trampas de confusión sexual (ciertos olores atraen a los machos e impiden su unión con las hembras) son una defensa eficaz y, sin duda, más limpia que los insecticidas.

Cuando la planta ha sobrevivido a todo eso y los frutos han alcanzado la madurez, hay otros peligros casi de destrucción masiva; al fruto maduro, como al panal de rica miel, acuden a realizar su propia vendimia los pájaros (en Sudáfrica son de tal intensidad los ataques que las viñas se cubren con redes protectoras), los zorros, los jabalíes o los conejos, que repiten visita tras ser atraídos en la primavera por los brotes tiernos.

Publicado en junio de 2016

en el monográfico de PlanetAVino

100 cosas que hay que saber para entender el vino actual