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Nave de elaboración de Bodegas Pintia (D.O. Toro) perteneciente a El Enebro.

Madrid, 1 de marzo de 2009. AP.- El grupo agroalimentario creado en torno a la mítica Bodegas Vega Sicilia se perfila como el próximo escenario de la guerra fraticida que enfrenta a la familia Álvarez, propietaria del grupo Eulen. Tras la junta extraordinaria de Eulen, celebrada el pasado día 25 de febrero, en la que el patriarca de la familia, David Álvarez, que mañana cumple 83 años, recuperó el poder, se plantea la batalla en El Enebro. En este conglomerado, del que dependen el grupo bodeguero y las otras empresas agroalimentarias, la composición accionarial es diferente a la de Eulen. Las disputas serán dirimidas ante los tribunales. 

Tal como estaba previsto, en la junta general extraordinaria de Eulen, celebrada el pasado 25 de febrero a instancias judiciales y convocada por David Álvarez, el fundador del grupo hizo valer el peso de su 51 por ciento de acciones y el 14 por ciento de sus dos hijos fieles y recuperó el poder. Según informó el diario económico Cinco Días, a esa junta acudió solo la parte de la familia encabezada por David Álvarez, con sus hijos fieles, Mará José y Jesús David Álvarez Mezquíriz, que poseen el 7 por ciento de las acciones cada uno, y el consejero independiente, Miguel Cuenca, abogado de Cusan Abogados, especialistas en derecho laboral, con voto pero sin acciones. La otra parte, integrada por Juan Carlos, Pablo, Emilio, Marta y Elvira, no acudió a la cita y en su lugar actuaron sus representantes legales, letrados del Despacho Rodríguez Arias, de Madrid. 

En esa reunión David Álvarez disolvió el consejo de administración y se convirtió en administrador del grupo, junto a su hija María José. Los siguientes pasos serán convocar junta general de accionistas para en el plazo de dos meses cambiar los estatutos de Eulen y abrir la puerta del nuevo consejo de administración a la entrada de consejeros independientes de los llamados dominicales (sin participación en el capital) para modernizar la gestión empresarial y mantener su objetivo de sacar la empresa a Bolsa.

La batalla de El Enebro

El siguiente paso es recuperar el control de la sociedad patrimonial El Enebro, de la que dependen tres sociedades: Neal (Núcleo de Explotaciones Agropecuarias de León), dedicada a la ganadería, y Valle del Esla, industria cárnica de productos de lujo, ambas en el entorno leonés del que son oriundos los Álvarez, y Bodegas Vega Sicilia, adquirida por la familia en 1982. De ésta última dependen Bodegas y Viñedos Alión (DO Ribera del Duero), Bodegas y Viñedos Pintia (DO Toro), Bodegas Oremus (Tokaj, en Hungría) y la finca El Quexigal (Cebreros, Ávila), dedicada a la elaboración de miel aunque fue escenario de algunos ensayos vinícolas hasta hace pocos años.

En El Enebro la situación es diferente. En 1986, tras el fallecimiento de su primera esposa, David Álvarez repartió la propiedad del grupo entre sus siete hijos, que desde entonces poseen algo más del 14 por ciento de las acciones cada uno, con lo que la relación de fuerzas se inclina claramente a favor de los cinco hijos díscolos y se abre la posibilidad a una escisión del grupo. Sin embargo, en el acuerdo de cesión de la propiedad, los hijos reconocían al padre los derechos inherentes al 51 por ciento de las acciones. Es la base del pleito que se avecina.

El origen de la quiebra familiar se sitúa en enero de 2009, cuando dos de los hijos de David Álvarez, Juan Carlos y Elvira, plantean al patriarca la necesidad de realizar el cambio generacional. La iniciativa de Juan Carlos Álvarez Mezquíriz, consejero delegado de Eulen y consejero del BBVA, recibe el apoyo de sus hermanos Emilio, vicepresidente de Eulen, Pablo, responsable de Bodegas Vega Sicilia, y de las dos únicas de sus hijos que no ejercen cargos ejecutivos en las empresas familiares, Elvira y Marta. Junto al padre se sitúan sus otros dos hijos Juan Carlos, presidente de Biocarburantes Peninsulares y consejero de Enagás, y María José, consejera delegada de Valles del Esla. Algunas fuentes sitúan el fondo de la cuestión en el tercer matrimonio de Pablo Álvarez, que tuvo lugar el pasado verano con una colaboradora directa de 54 años de edad.