Javier Sanz en uno de sus viñedos en La Seca.

Javier Sanz en uno de sus viñedos en La Seca.

Madrid, 30 de marzo de 2015. MS. – Localizada en el municipio vallisoletano en La Seca, considerado el corazón de Rueda, Javier Sanz Viticultor es una bodega con más de siglo y medio de historia en la zona a través de cuatro generaciones de viticultores. Disponen de 104 hectáreas de viñedos propios con los que elaboran sus diferentes vinos a partir, exclusivamente, de variedades autóctonas (algunas casi extinguidas y recuperadas) y la conservación de cepas prefiloxéricas. Viñas repartidas en diferentes fincas y pagos (no todas en vaso pues parte de él lo transformaron en espaldera por comodidad y sanidad), todos dentro de La Seca y caracterizados, en general, por unos suelos pobres, arenosos y con abundancia de cantos rodados, lo que favorece su ventilación y drenaje.

Cepa prefiloxérica.

Cepa prefiloxérica.

La suya es una viticultura sostenible, aseguran, de rendimientos contenidos, en la que la recuperación del patrimonio vitícola de la denominación adquiere gran importancia como demuestra, ahora, la nueva gama de vinos que sacan al mercado. Se trata de Colección V, con cuatro nuevas etiquetas que representan casi un reencuentro de Javier Sanz con el pasado y la historia vinícola de esta zona, pues la mayoría de ellas se componen de variedades recuperadas tras un largo proceso de investigación.

16202924281_23c6729f9a_kJunto a Santiago de Íscar, enólogo de la casa, Sanz, propietario de la bodega pero, ante todo, viticultor, han investigado sobre diferentes variedades que ahora ha recuperado en una serie de vinos que vienen a completar la gama de elaboraciones tradicionales asentadas, casi todas, en la clásica verdejo de Rueda, de cepas viejas en vaso, bajo la marca Javier Sanz Viticultor. Por un lado su joven verdejo, de mayor volumen, un ‘básico’ del que elaboran 180.000 botellas y “el que nos factura”, reconoce Sanz sin complejos; luego el verdejo fermentado en barrica, un verdejo semidulce, y el blanco de sauvignon blanc, el único que se sale del camino autóctono que rige la filosofía de la casa aunque todos, siempre, monovarietales.

En lo que se refiere a Colección V, se trata de cuatro vinos de autor (VMalcorta, 1863 Verdejo Sobre Lías, VColorado y VDulce de Invierno) entre los que solo el Dulce de Invierno aúna verdejo con una variedad foránea como es la gorda de moldavia.

Colección V.

Colección V.

Malcorta 2014 es un verdejo singular, procedente de un antiguo clon, diferente del autóctono de La Seca, con un racimo más leñoso que dificultaba el hecho de cortar, a lo que responde su nombre (‘malcorta’), y que se vendimia más tarde. Por el momento son los únicos que lo cultivan en la zona, su viñedo tiene unos tres años y solo disponen de 8.000 botellas (12 €). Es un vino floral, fresco, de buena acidez, con notas cítricas, hierbas aromáticas, pero también maduro, más serio, graso, con volumen en la boca y persistencia.

V1863 Sobre Lías 2011 procede de un viñedo prefiloxérico, con unos rendimientos de 1.200-1.300 kilos por hectárea, y una producción que ronda las 3.000 botellas (30 €) aunque condicionada por la añada. Presenta aromas tostados, ahumados, de frutos secos, y fruta carnosa, y en la boca, fluida, hay frescura.

Colorado 2013 es el único tinto de la bodega, etiquetado además como VT Castilla y León. Ha sido elaborado con la variedad que le da el nombre, una autóctona de los Arribes de Duero, a punto de desaparecer, y que se han empeñado en recuperar dada su particularidad. La resultante es este vino experimental, pues solo han embotellado cien litros, y que es ‘raro’ por distinto. Sus aromas y matices generan entre curiosidad e incertidumbre. Claros recuerdos a fruta licorosa, notas especiadas, aromas dulces muy presentes y maderas aromáticas (emplean francesa y americana), sensaciones todas que aparecen también en la boca. Aún no ha salido al mercado.

16767392006_39975f8c1e_zPara finalizar, otra creación única por diferente, el VDulce de Invierno (15 €), un coupage de verdejo con la rumana gorda del moldavia, fruto de tres procesos: secado de la uva, congelación de la uva y vendimia tardía, para después permanecer ocho meses en roble francés. Con 120 gramos de azúcar, es un vino goloso, amable, dulce pero no empalagoso, y con agradables aromas y sabores de melocotón en almíbar.

Cuatro nuevas etiquetas con el claro propósito de innovar a través de las posibilidades que ofrece la verdejo de la zona, además de vinos que reflejan la inquietud de Javier Sanz, como viticultor, por ofrecer productos novedosos y diferentes a partir, en algunos casos, de la recuperación de variedades.