Madrid, 4 de abril de 2014. MS.- Lo habíamos comentado hace unos meses y desde el primero de abril es oficial. Miguel Torres ya tiene bodega propia en la Denominación de Origen Rueda tras la compra de las instalaciones y el viñedo de El Albar Lurton, la filial española de la francesa François Lurton, en Villafranca de Duero (Valladolid). Sus deseos de contar con instalaciones en propiedad ya son una realidad tras una inversión definitiva de 3,8 millones de euros, casi el doble de los dos millones de desembolso que en su momento nos habían adelantado.
La operación supone la compra de unas instalaciones de 3.025 metros cuadrados, a las que se suman las 17 hectáreas de Verdejo y Sauvignon Blanc que rodean la bodega junto a otras siete más apropiadas para ser plantadas.
En lo que respecta a las marcas, continuarán en propiedad de Fançois Lurton (que es el titular de seis bodegas en el mundo), que seguirá elaborando en Rueda pero ahora centrados, principalmente, en sus vinos fermentados en barrica, además de continuar en Toro junto al enólogo Michel Rolland con quien hacen los vinos Campo Alegre y Campo Eliseo. Por el momento, durante este primer año seguirán haciendo sus blancos en una de las naves que acaban de vender a Torres, aunque, como adelantaba el mismo François Lurton, su intención es construir otra bodega con las instalaciones adecuadas para el tipo de vinos que quieren hacer.
Hay que decir que la relación de la familia catalana con esta bodega ya existía, pues era donde venían elaborando, desde hace cuatro años, su vino Verdeo, de modo que ahora, tras el acuerdo alcanzado, seguramente crecerá progresivamente el número de botellas de esta marca, además de, poco a poco, ir incorporando productos nuevos, aunque aún no tengan nada decidido al respecto.
Es importante destacar que la bodega que acaba de comprar Torres, construida hace tan solo nueve años, tiene la particularidad de estar adscrita, por su localización (con vistas al Duero y a la ciudad zamorana de Toro), a dos denominaciones a la vez, Toro y Rueda, un caso único en España y uno de los atractivos por lo que se han decidido por esta bodega de cara a, en un futuro, poder elaborar en Toro, “un proyecto que no se descarta y que en su momento se valorará”, nos dicen desde la casa, aunque de momento es pronto para poder contar nada más. A priori, el diseño del edificio está planteado para albergar dos instalaciones independientes, lo cual facilita cualquier decisión al respecto. Y es más, nos confirman desde el departamento de Comunicación de Torres que cada una de esas instalaciones ya aparecen inscritas en los registros de una de denominación diferente (una en la DO Rueda y la otra en la DO Toro). Cabe añadir a esto, además, que a mediados de la década pasada la compañía de Vilafranca del Penedés compró una finca en Toro de 40 hectáreas, en San Román de Hornija, cerca de Villafranca de Duero (“desde esta bodega se ve”, apuntan), donde aún no hay viña plantada pero, seguramente, plantar y elaborar será cuestión de tiempo en un escenario tan propicio.
Tras esta última adquisición, Miguel Torres suma seis bodegas en propiedad en España, a las que hay que añadir la que tienen en Chile y en California, y una estrategia expansiva con la que la compañía ya está presentes en algunas de las más destacadas zonas elaboradoras de nuestro país, ya sea con viñedos, con bodegas o con ambos a la vez. En la actualidad Miguel Torres está presente en Catalunya, Conca de Barberà, Costers del Segre, Penedès, Priorat, Ribera del Duero, Rioja, Jumilla –donde compran terrenos a la vez que en Toro–, y Rueda y preparan su entrada en el campo de los espumosos, probablemente en la DO Cava. Además, la compra de bodegas les permite, como señala Miguel Torres Maczassek, director general de Torres, ser fieles a su filosofía de poder controlar todo el proceso de elaboración de sus vinos, desde la viña hasta la comercialización.